02| Entrevistas

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                                                           Alexander Evans | 16 años, diciembre

-Lo siento...-suspiró Kate a través de la llamada- no puedo ir para navidades.

-Lo sabía- mascullé.

- ¿Qué? - se molestó.

-Que sabía que no ibas a venir, Kate, apenas llamas, ni mandas mensajes, ni siquiera me has mencionado en tu primera entrevista, como me dijiste que harías- estaba un poco molesto, no entendía nada. Pensé que era un poco egoísta de su parte, ¿no dicen que la familia y los amigos van antes que el trabajo? Kate no parece comprender esa frase.

-Alex...-mantuvo la calma- necesito tiempo, he aceptado para que diez fans afortunados me hagan una entrevista. Me dieron para elegir entre estas semanas o a partir de enero, pero no sabía..., no me acordaba de navidad- se justificó.

- ¿No puedes cambiarlo a enero? - pregunté, aguantando las ganas de llorar. Hubo un momento de silencio, cada vez odiaba más el silencio, supe que sí podía cambiarlo, pero que no lo iba a hacer. Me dieron más ganas de llorar.

-Sí, pero..., pero es la ilusión de mis fans, no puedo posponerla Alex- intentó aclarar.

-Claro...-reí sin humor- no puedes posponer la ilusión de tus seguidores, pero si la de tu mejor amigo, ¿no, Kate? ¿Has escuchado lo mal que suena eso?

-Alexander, eres un imbécil, ¿no quieres verme feliz, verme triunfar? ¿es eso? ¿eh? Porque si es eso juro que no volveré a hablarte en la vida- se enfrentó.

-Katherine, la imbécil eres tú. Yo sí quiero verte triunfar, pero sé que yo a ti no te importo, para ti todo es triunfar y que les den a los demás, ¿no? Admítelo Katherine, no vienes para no dañar tu reputación- jugué a su juego, eso de llamarnos por el nombre completo.

- ¡No voy por mi bien, por hacedles bien a mis fans, entiéndelo Alexander, entiéndelo! – gritó.

-Nunca pensé que pasaría esto, Kate- me relajé. No le dejé tiempo para que respondiera, corté directamente.

- ¿Qué pasa, cucaracha? - Helen me vio mal, por lo que preguntó.

-Es Kate, no vendrá para navidades para no posponer un evento por la felicidad de sus seguidores- dije burlándome.

-Sabes que Kate no para hasta conseguirlo, Alex- dijo ella, volviendo a prestar atención a su móvil.

Subí a mi habitación y encendí el ordenador. Metí La misma luna, mi libro, en la carpeta de " libros sin futuro". No quería saber nada más de esa historia.

Suspiré y fui hacia donde estaba papá. En la cocina, mamá y papá estaban hablando algo en voz baja, seguramente sobre que los Sink no vendrán en navidades.

-Ey, Alexander- me miró mi padre- los padres de Kate han dicho que no pueden venir- dijo tristemente.

-Lo sé- suspiré- mejor me voy a la calle.

-Alexander, son las nueve y media, vuelve para las diez y media y no vayas tan lejos- me avisó mamá, antes de que me fuera.

Cogí los auriculares y mi móvil. Salí de casa y recorrí la manzana unas tres veces. Me puse los auriculares, la música comenzó a sonar, pero no le di importancia. La luna se podía ver, hoy era más grande. Después de una lucha mental, encendí mi móvil y le eché una foto, se la mandé a Kate con un mensaje adjunto: La misma luna, mírala.

Sé que no estamos bien, pero no me pude resistir.

Para antes de las diez y media ya estaba en casa, estábamos cenando cuando me llegó un mensaje, de Kate.

La misma Luna (EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora