20| Anna

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- ¿Crees que nos cerrará la puerta en las narices? - preguntó Kate, mientras su madre nos llevaba a casa de Anna en coche.

-Si hubiese ido yo solo, no lo dudes. Pero si vas tú no creo que lo haga. - dije.

- ¿Qué no? Alexander, le dejé de hablar de la nada. Ella insistió el primer mes, pero los únicos mensajes que recibí de ella fueron felicitándome por mi cumpleaños.

-Pero no fue por tu culpa, Kate.

-No, o sí, no sé. Me siento culpable al haberle obedecido a mi mánager. Ella no puede mandar sobre mi vida.

-Kate, fue un error, de los errores se aprende. - intervino su madre- deberías habérnoslo dicho a tu padre y a mí y nosotros hubiésemos intervenido. Pero no pasa nada, tiene una explicación y Anna seguro que la entenderá.

Yo asentí.

-Tu madre tiene razón- le dije.

Kate me miró y son rio dulcemente, para después poner su mano encima de la mía, que se encontraba en el asiento del medio.

Vocalizó un "te quiero" silencioso, y yo sonreí, vocalizando otro "te quiero".

-Bueno, peques, ya habéis llegado a vuestro destino- avisó Olivia.

-Gracias, señora Sink- agradecí.

-Por favor, Alexander, me conoces de siempre para aprender a llamarme Olivia- bromeó su madre.

Kate y yo reímos.

-Pues, gracias, Olivia- ella sonrió.

-Chao, mamá- se despidió Kate.

Bajamos del coche y pasamos por el jardín hasta llegar a la puerta. Para cuando tocamos la puerta, miré para atrás y Olivia ya se había ido.

Anna tardó poco den abrir la puerta.

-Alexander- puso una mueca de disgusto al verme, no había visto a Kate, que se encontraba detrás de mí.

-Anna, que alegría verte-ironicé- de nuevo.

Ella puso una sonrisa falsa y se fijó detrás de mí.

- ¿A quién escondes?

-No, a nadie. - dije, apartándome.

-Hola...- sonrió tímidamente Kate.

-Kath Sink- soltó, sin más.

- ¿Cómo estás? - preguntó Kate con nerviosismo.

-Genial, sobre todo desde que me dejaste de hablar de la nada. -se cruzó de brazos Anna- que quieres ahora- ni se molestó en formar la pregunta.

-Vengo a disculparme, sé que lo hice mal, pero...

-Pasad- Anna se apartó de la puerta- espero una historia bien elaborada y estudiada, porque lo que has hecho la merece.

Kate pasó dentro, pero yo me quedé al lado de Anna, le cogí del brazo y le hablé al oído:

-Sólo te pido un poco de respeto, esto tiene una explicación, sé que duele que deje de hablarte de la nada, pero no seas tan dura con ella.

-Lo dices así de fácil porque no te dejó de hablar- susurró también, soltándose de mi agarre.

- ¿Que no? - ironicé una risa- a mí también me dejó de hablar, pero insistí.

-Te arrastraste, mejor dicho.

-Tú también lo hiciste- solté.

-Un mes, nada más. No me arrastro por ella nunca más.

-No me importa lo que hagas, solo pido que no la trates mal.

La misma Luna (EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora