01| El comienzo de todo

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                                                          Alex Evans | 15 años, día de despedida

Creo que me gusta Kate. Bastante. Y no lo admito hasta ahora. Aun así, no pienso admitírselo a ella.

Sé que si Kate alcanza la fama, que lo hará, volverá a visitarme. Es mi mejor amiga, el amor de mi vida, realmente.

Ella me ha prometido que hablaremos todos los días por mensaje, que nunca se olvidará de mí y que me mencionará en las entrevistas (si tiene, claro), que estuviera atento de cada entrevista y que no me perdiera ninguna, que ver sus entrevistas sería como si ella me estuviera hablando solo a mí. Y la creo, porque ella es sincera y la mejor amiga del mundo.

Termino de ponerme los zapatos y bajo a el salón, donde se encuentran mis padres y mi hermana mayor, Helen.

- ¿Listo, cucaracha? - pregunta mi hermana, la muy graciosa.

-Si- decidí, me iba a despedir de Kate, tal vez pueda pasar mucho tiempo o poco, pero sé que volverá.

-Vamos- sorbió mamá por la nariz, levantándose del sofá.

-Mamá... ¿estás llorando? – pregunté, confuso.

-Que dices, Alexander, no- se limpió una lágrima a punto de caer.

-Es normal Helena, son nuestros mejores amigos desde la universidad, es comprensible que llores- la calmó mi padre.

-Cállate, no me puedo mantener débil delante de los niños- susurró mamá, pretendiendo que lo escuchara solo papá, pero lo escuchamos todos.

-Yo no tengo por qué soltar lágrimas: no tengo una amistad de más de diez años, ni una chica a la que amo pero que me tiene de mejor amigo, sin sentir nada por mí, en esa familia- sonrió Helen, mirándome a mí.

-Deja a tu hermano Helen- la riñó papá, ya que mamá estaba consumida en lágrimas

- No me gusta Kate- mentí.

- ¿Cuando me he referido a ti? - se rio- cazado, cucaracha.

Sé que estaba rojísimo, pero Helen no mencionó nada. Ni siquiera mamá o papá.

-Vamos, subid al coche- pidió papá, hoy estaba más apagado que otros días, y lo entiendo.

El camino hacia la casa de Kate fue silencioso, eran unos cinco minutos en coche, pero parecieron muchísimos más. Ya me estaba imaginando ir al instituto sin ella, salir sin ella, fiestas de pijamas sin ella... y ha sido lo peor que me he imaginado en la vida, no estoy preparado para estar sin ella. Una lágrima cae por mi mejilla, la cual limpio rápidamente antes de que Helen se burle de mí. Me saca dos años, pero parece menor con las tonterías que tiene.

Papá aparca el coche, mientras mamá se limpia las lágrimas.

-Mamá- la llamo, cuando me mira, vuelvo a hablar- volverán a visitarnos siempre.

-Sí, lo sé, hijo- me dio la razón, pero en su cara vi lo contario, lo cual me asustó, pero ignoré.

Llamamos a la puerta, nos abrió Kate con una sonrisa triste en la cara.

-Pasad, ya sabéis que estáis en vuestra casa- hizo un amago de sonreír sin tristeza, lo cual no consiguió.

Cuando pasamos, me abrazó fuertemente. Creí que me iba a aplastar.

-Lo siento- susurró en mi hombro, con la voz rota- siento dejarte aquí, Alex, pero entiéndelo...es mi sueño, y tu deberías perseguir el tuyo también.

-Kate...- la aparté, mirándola a sus ojos marrones- lo entiendo, sé que volverás siempre que puedas- la volví a abrazar.

-Lo haré, Alex, lo haré- me abrazó más fuerte.

La misma Luna (EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora