16| Librería

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Para las diez de la mañana, llegué a la librería.

Marc había llegado antes que yo, aunque no me sorprendía, se le veía muy animado.

- ¡Hola holita! - me saludó, con un apretón de manos.

-Buenos días- le saludé yo con una sonrisa.

Hizo un hueco para que pudiera pasar y abrir la puerta.

- ¿Sabes cómo funciona esto? - 'pregunté, señalando la caja registradora.

-Claro, ¿Qué más tengo que aprender? - preguntó, recorriéndose la librería.

-Te explico- dije, para después carraspear y explicarle como tendría que trabajar en AndeRine.

Una hora más tarde, Mark ya se había familiarizado con la librería. He tenido suerte de contratarlo a él, porque, por ahora, se ve muy buen trabajador.

-La verdad, es que es una librería muy bonita, aunque aún me sigue dando miedo el almacén- su comentario hizo que me riera.

Él también se rio.

Me metí al almacén después de hablar con él, para reponer algunos libros que ya marcaban sold out en las estanterías.

Mientras cogía un paquete de varios libros de un mismo autor, me llegó un mensaje. Dejé el paquete encima de una mesa donde quitábamos en empaquetamiento y saqué el móvil del bolsillo trasero de mis pantalones.

Era un mensaje de Katherine. Digo, Kate.

Alex, ¿qué haces ahora? Me gustaría charlar un poquito contigo, aunque sea poco tiempo. :) :) :) :) :)

Ojalá le pudiese decir que sí, porque tenía ganas de hablar con ella, pero tenía que desempaquetar los libros y subir, para ver cómo trabaja Mark, ya que hacía unos segundos escuché el tintineo de las campanitas que tengo puestas en la puerta.

Amo las campanitas, nunca las cambiaría por un método de saber quién entra a AndeRine digital.

Kate, me gustaría muchísimo hablar contigo en este momento, pero me temo que tengo bastante trabajo. Luego te escribo para ver si tú puedes hablar. ¡Chao!

Volví a guardar el móvil en el bolsillo trasero de mis pantalones y seguí con mi trabajo.

Desempaquetar los libros no era tarea fácil, tenía que ir con un cúter por el filo del plástico, con cuidado de no dañar ninguno de los libros. Al final lo logré, y los libros salieron intactos.

Subí con ellos, no sin antes meterlos en una caja, llevar tantos libros en los brazos y subir escaleras eran conceptos que si los juntabas podrían causar un desastre.

Cuando observé a mi alrededor, divisé a Mark recomendando libros a un grupo de chicas de aproximadamente catorce años, ellas miraban alucinadas las estanterías.

Sonreí, porque me recordaron a mí cuando entraba en cualquier librería. Notaba que me brillaban los ojos, para ser exactos. Tantas historias y anécdotas de personajes inexistentes juntas, o incluso de personajes que sí existen o existieron. Para mí, y supongo que para esas chicas también, eso era una maravilla.

-Romance está por...mmm- Mark se llevó el dedo a la boca, pensativo- ah, sí, por allí- le señaló a una de las chicas un pasillo.

Ella asintió.

- ¡Muchas gracias! – agradeció la adolescente, y fue en busca de la sección.

Me acerqué a él, después de dejar la caja llena sobre el mostrador.

La misma Luna (EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora