26| Kate. Dos meses después de la publicación del libro. Extra III

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Ya llevaba un año en Guelph, volvía de nuevo en cinco meses a Nueva York y estaba disfrutando mis últimos meses, aunque tengo que llevar mi guardaespaldas a casi todos los sitios. Según mamá por seguridad, pero me molesta la verdad.

Las noticias de Google iban a explotar con: el escritor del año.

Sabía que se trataba de Alexander, o, mejor dicho, Ax Graham. Así es como firma sus libros.

Su último libro, La misma luna, llevaba más de 500.000 ventas en dos meses. No quería comprarlo, quería olvidarme de él, pero mi ser cotilla me invadió. Necesitaba saber por qué ese libro que trata sobre extraterrestres que viven en la misma luna y no lo sabían es tan famoso.

No es por rebajar a Alexander, pero esa sinopsis es muy idiota, yo no lo compraría.

Exacto, no lo harías, pero lo vas a hacer.

Me abofeteo mentalmente, dios, ¿Cómo puedo caer en dicha tentación?

- ¡Cameron! - llamo. Un minuto después mi guardaespaldas entra en la sala- ¿vamos a la librería?

-Claro, señorita Kath, ¿a cuál prefiere ir?

No me lo pensé, sabía a cuál quería ir.

- AndeRine.

-Vamos, entonces.

Cuando llegamos, la señora Graham estaba hablando con el empleado al que le dejó al cargo de la tienda Alexander.

- ¡Kate! - la madre de Alexander me saludó- cuanto tiempo, preciosa mía.

Me reí.

-Helena te visité el viernes pasado- sonreí.

-Pero, mi niña, eso fue hace una semana- me sonrió de vuelta- ¿a qué vienes cariño? si tú no lees- me miró con el ceño fruncido, después miró una estantería con los libros más vendidos, y lo entendió todo.

-Ya sabe a lo que vengo, ¿no? - sonreí tristemente.

-Sí, cariño, lo sé- me cogió de las manos- espera aquí.

Desapareció por la puerta del almacén. El empleado me miró y sonrió.

- ¿Kath Sink? - preguntó, asentí- eres muy amada en esta familia, soy Marc, por cierto. De hecho, podría decirte que te conozco desde que Alex te buscó en Nueva York- dijo todo esto muy rápido, sonriendo.

-Ya nos conocíamos de antes, Marc- me llevé un mechón rebelde detrás de la oreja. Sonreí.

- ¿Sí? Ostras, pues no me acordaba, que mala memoria- dijo, haciéndome reír.

Él sonrió y siguió con su trabajo. Helena llegó con un ejemplar de La misma luna.

-Este nos lo mandó Alexander, está firmado, dedicado a ti. No quiso que lo leyéramos nosotros. Dijo que, si algún día venías a por el libro, que te diera este. - me ofreció el libro

-Pero... ¿Cómo supo que iba a venir a por uno?

-Cariño, dijo que eras demasiado cotilla para no comprarlo- sonrió.

-Tiene razón, la verdad- me reí- quiero leer ya sobre esos extraterrestres que tanto le costó escribir- sonreí.

Helena me miró con el ceño fruncido.

- ¿Extraterrestres?

-Sí, o eso me dijo- sonreí de nuevo.

Abrió la boca, sorprendida, y asintió con la cabeza.

-Sí, es verdad- me dio la razón.

-Bueno, Helena, tenemos que quedar algún día de estos para tomar un café antes de que vuelva a Nueva York- propuse dulcemente.

-Sí, claro, cariño. La semana que viene vuelve Alexander, se queda unos días y luego vuelve a Toronto. Podemos quedar un día que esté él. Si quieres, claro. - sonrió amablemente. Ella sabía que su hijo y yo no hablábamos, y no estábamos en nuestro mejor momento, de hecho, creo que nunca volveríamos a estarlo.

-No, mejor que no, Helena- sonreí tristemente- prefiero...no verlo- negué con la cabeza- lo siento.

-Está bien, cariño, lo entiendo. No tienes por qué preocuparte- sonrió. Sabía que le dolía, le dolía que después de que ella y su marido se llevaran toda la vida bien con mis padres, nosotros lo arruináramos.

-Lo siento, de verdad, pero creo que debo irme ya- metí una de mis manos en el bolsillo de mi abrigo, ya que la otra estaba ocupada por el libro- adiós, Helena.

-Adiós preciosa, cuídate- sonrió.

Me despedí de ella con la mano, y me fui. Cameron me esperaba fuera.

Cuando llegué a casa, abrí el libro. No me atrevía a abrirlo en el camino, sabía que iba a llorar.

<<Kate, esto es para ti. Siempre te he querido, bueno, creo que siempre lo haré. Y eres mi primer amor, y, como dicen, el primer amor nunca se olvida. Nunca me olvidaré de ti. Cuando tenía trece soñaba con crear una vida contigo, y pensaba que era porque siempre hemos estado juntos, pero no. Eso iba más allá de la amistad. Me gustabas. Y creo que nunca dejarás de gustarme, pero me temo que ya, en el sentido romántico, no lo es. Sé que no podemos estar juntos, el destino no lo quiso así, pero solo quiero hacerte saber que sigas adelante, que cuando leas este libro lo guardes al fondo de un cajón que apenas abras. Y me olvidas, olvídame para que yo pueda hacerlo también, por favor>>

Las lágrimas empezaron a recorrer mi rostro. Era imposible que lo olvidara, Dios, ¿Cómo podía hacerlo, si cada vez que lo nombraban por algún medio, me venía abajo?

Pasé página, directa a leer la dedicatoria.

<<Esta historia va dedicada para mi Grace, todos tenemos una Grace. Aunque mi Grace se perdió a los quince años, estoy seguro de que las vuestras serán eternas>>

Yo era Grace. Lo sabía porque yo también sentí que me perdí a los quince. Los quince fueron el último año de la verdadera Kate, después de eso adopté una personalidad falsa y perfecta. La de la "poderosísima" Kath Sink. Y ahora sabía que Grace no era ninguna extraterrestre, y lo confirmé con la sinopsis.

Las lágrimas no dejaban de recorrer mi rostro. Odiaba mi vida, todo el mundo cree que es perfecta, muchos dejan comentarios diciendo que quieren tener mi vida. Y lo que no saben es que me encantaría intercambiársela. Me tapé la boca para no soltar ningún llanto, pero fue demasiado tarde.

Grayson entró en nuestra habitación.

- ¿Qué ocurre, amor?


La misma Luna (EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora