Si Rachel no hubiera ido con Stefan.

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Christopher.

Me coloco las medallas y placas sobre la chaqueta del uniforme militar y es dentro de poco que ya estoy frente a la iglesia, preguntándome: ¿Porque carajos soporto sus cursilerías?

Me paro en el altar cuando indican que ya es hora y espero, viendo a la entrada de la iglesia, esperando a la mujer que...

La música nupcial comienza a sonar.

—¡La milicia rinde sus respetos a el General Rick James y a la Capitana Rachel James! —la voz de Gauna se eleva y todos se ponen de pie.

Veo a mi mujer junto a el general... Joder.

No es secreto que Rachel es una mujer preciosa. Pero hoy se ve como una jodida Diosa. El vestido le acentúa la figura y después cae libremente. Los diamantes resaltan en el corset. Cada paso que da lanza destellos, los diamantes en sus pendientes... Parece que se puso algún producto para que su piel brille, porque lo hace...

Es como si toda ella fuera un maldito rayo del sol.

Se me seca la boca y me las tengo que arreglar para no verme como un jodido desesperado por sacarle el vestido y besar todo lo que tiene debajo. O follarmela con ese mismo vestido puesto. Sería un buen reto que aceptaría con gusto. 

Los ojos azules resaltan ante el delineado que trae hecho, sus labios de un color rojo vivo me gritan que los bese...

—Morgan... —habla Rick cuando llegan a mí—. Te estoy entregando a mi mayor orgullo, a una mujer valiente y fuerte. Es mi vida, ¿Lo entiendes?, No me la apagues, no desconfío que ella es feliz contigo y que puedes hacerla feliz.

Bufo.

Le tiendo la mano a Rachel y ella la acepta. Debo admitir que me gusta ser la razón de sus ojos brillantes. Rick deja un beso en su frente y finalmente, nos posamos frente a el padre.

La ceremonia es aburrida, pero escucho todo lo que dice. No dejo de reparar el escote de Rachel, el valle de sus senos está expuesto y no creo que sea muy difícil sacar sus tetas.

Noto que no trae puesto el collar, lo que me hace fruncir el ceño. Creí que había quedado claro que no se lo podía quitar.

Pero no puedo reclamar nada porque ella se gira hacia mi. El hijo de Franco se acerca con los anillos. Coloco el suyo en su dedo anular y ella hace lo mismo de regreso.

Pronunciamos los votos, sus ojos demuestran el deseo que siente... Es difícil no besarla ahí. Hasta que el sacerdote recita las palabras que por fin le gritan al mundo que Rachel es mía.

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—¿Vas a estar con esto toda la noche? —mascullo.

La falda es tan espesa que no me deja saciarme de ella.

—Si, ¿No te gusta? —regreso a sus labios, mordiendo el inferior en el proceso.

—Lo único que quiero es estar solos, ¿Es mucho pedir que nos vayamos ya al hotel?

Niega con una sonrisita que quiero borrarle a punta de besos. O azotes.

—No vamos a dejar plantados a los invitados, mi amor —siento sus labios bajar por mi mandíbula—. Pero...

La observo bajar hasta recoger todas las capas de la falda. Sonrió ladinamenta al ver las bragas de encaje blanco que trae puestas. Las quieto, besando sus muslos en el proceso, veo la liga que tengo que quitar y eso no hace más que ponerme en cuanta regresiva.