"El diablo siempre fue el ángel más bello"*
Su mirada de ojos color miel podría no ser algo del otro mundo; Almendrados, brillantes, luminosos, y con un destello de maldad. Eran como una ventana a las mismísimas llamas del infierno.
Y aquel color ambarino, los volvía más fascinantes aún.
Era la mujer perfecta, probablemente la más bella que había visto en toda su vida. Las facciones de su rostro no presentaban imperfección alguna, era como si Dios la hubiese hecho queriendo representar lo más bello de la divinidad celestial, pero luego la desechó en tierras mundanas.
Tal vez por su mal comportamiento, tal vez por rebelarse.
- ¿Qué hace esa prostituta barata en mi casa? - Una mujer de aproximadamente sesenta y tantos años señalaba a la rubia, sentada desde su sillón. Era una señora elegante, de arreglado peinado canoso, y ropas seguro tan caras como el anillo de diamantes que usaba.
- ¿Barata? Para nada señora Celina. - Ella se aferró al brazo de él, y le sonrió cínicamente a la señora. - A estas alturas de la vida debería saber que la clase no la compra el dinero, o sino mírese..
- Cállate, engendro del demonio...
- ¡Mamá! - Al fin Fernando le llamaba la atención a su madre.
- Tranquilo cariño... Nosotras bromeamos así. - La mujer que apenas pisaba los 27 años se acercó a la señora. Su elegancia y porte al andar era indiscutible, y aquella melena dorada alcanzaba su cintura. - ¿No es así doña?
Sus ojos cafés penetraron la mirada verde de la mujer mayor, algo había en ellos que lograba causarle demasiada desconfianza, tal vez temor, o solamente mala vibra.
Sabía que la prometida de su hijo era toda una fichita. Y también conocía todas sus mañas, era una manipuladora de lo peor, descarada, mentirosa, sin escrúpulos, y hasta asesina.
¿Con quién carajos se había metido su hijo?
Pero ella por más que quisiera abrirle los ojos, él estaba muerto de amor por ella, doblegado a sus pies, cegado por su belleza deslumbrante. Su hijo, su Fernando siempre había sido un hombre noble, cariñoso, y de valores, con una millonaria fortuna y un gran corazón que lo habían llevado a sacar de un hospital a la peor de las bestias, y llevarla a vivir a su apartamento.
Fernando incluso había estado preparándose para ser cura, pero el demonio lo tentó.
Su padre decía que a muy buena hora se le había aparecido esa muchacha en su camino, pues lo había hecho salir del sacerdocio y lo convenció de seguir en los negocios de su padre. Y para él eso era maravilloso.
Nunca había estado de acuerdo en que su hijo que recluyera en un aburrido monasterio.
- Mamá, déjala en paz... Por favor. - Pidió paciente el alto y fornido hombre. Era un tipo muy pacífico y tranquilo, que alcanzaba los 34 años, aunque por su musculatura parecía aparentar más.
- Ya te dije que no la quiero aquí..
- Señora, ¿No está usted muy grande para hacer berrinches?
Fernando se quiso reír, pero luego se puso serio y le llamó la atención a su novia.
- Lu... - La miró. - Por favor..
- ¡Esa mujer es Lucifer!
- Ay doña Celina, habrá que decirle al médico que ya está usted delirando cosas. - Dijo la joven mirándola fingiendo preocupación. Luego vio a su prometido. - Tu mamá es toda una fanática religiosa...
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Lucero y Fernando [Relatos]
FanficRelatos y One shots LC / Lucero y Fernando Colunga.