Hipólita

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Contenido delicado, se pide discreción.

Luces, cámara, acción.

Ya iba para la tercera vez que intentaban grabar la misma escena, era apenas el primer capítulo y ya sentía que había complicaciones, a una actriz como ella jamás le había sucedido algo así. Los protagonistas tendrían su primer encuentro, de una manera no muy convencional.

Cuando leyó el libreto se sorprendió bastante, aquello no era muy común en las telenovelas. Aunque le parecía interesante siempre hacer cosas versátiles, pensó que estaba lista y preparada para las escenas.

Pero no.

Se ponía muy nerviosa y tensa, a pesar de que se llevaba muy bien con su coprotagonista; El gran actor Fernando Colunga. De hecho habían entablado una buena amistad, pero a su Hipólita parecía no agradarle el hombre.

O bueno, eso era lo que ella pensaba. Ya ni siquiera sabía el por qué de sus reacciones. Pero esta vez haría todo lo posible por llevar a cabo las escenas, siempre había sido una actriz muy eficiente y este no sería el caso contrario.

Tampoco quería decepcionar a su compañero.

- Luces, cámara, acción. - Dijo el director de escena, y el escenario estuvo listo inmediatamente.

Hipólita cerró los ojos, estaba tendida sobre la cama, vestida con ropas de dormir características de la época, esperando por su esposo, sin saber que sería otro quien usurparía su lugar. Pero por la cabeza de Lucero pasaban cosas muy distintas, no podía dejar de pensar en el actor que le tocaba ahora tener encima, sentía que él era demasiado perfeccionista, que nada podía salir mal.

Pero también pensaba en sus atributos, y se castigaba por pensarlo así pues era una mujer casada.

Toda la escena iba bien, el corto diálogo de Hipólita y "Su esposo" estuvo perfecto, ahora tocaba la peor parte, para ella.

El hombre se acercó, y se adentró en el lecho de su cama, una nerviosa e inexperta Hipólita reaccionó al instante mostrando su sopresa al verlo llegar. Pronto llegaron las caricias, y esta vez agradecía el hecho de que la ambientación de la escena fuera ligeramente oscura, mostrando prácticamente sólo sus sombras.

El que decía ser su marido empezó a deshacer sus ropas, mientras la besaba y seguía acariciando. La escena iba bien, pero Lucero seguía tensa y eso era algo que estaba percibiendo el actor; Por eso mismo tuvo el atrevimiento de hacer algo que no estaba en el libreto, pero que seguro le daría más realismo y química a la escena.

Colunga besó el cuello de su compañera mientras acariciaba su espalda, y ella dejó salir unos cuantos suspiros suaves. Las manos del hombre se metieron por su cintura y la pegó más a él, haciendo una maniobra para que las cámaras no notaran bien lo que hacía.

Veía la suave piel de la actriz, y en esos momentos agradecía al cielo su profesión, porque podía besarla, acariciarla, y sentirla... Y todo podía resultar ser actuado. Pero sus ojos traviesos también bajaron un poco más hasta sus generosos pechos, que se dejaban ver hasta donde el vestido permitía, había escuchado que ella estaba recién lactante, y entonces supo porqué se veían tan.... así....

Colunga se regañó mentalmente por pensar en cosas que no debía, por faltarle el respeto de esa manera a su compañera, por simplemente pensarlo. Pero se había arrepentido muy tarde, porque su cuerpo ya había respondido.

Vino luego la escena en donde estaba acostado al lado de ella, y en medio del diálogo le soltaba que no era su marido. Aquello sería más difícil de lo que parecía.

Porque aquella escena era de pie, e incluso forcejeando. Y el cuerpo de él realmente lo haría pasar una vergüenza gigante.

Justo así fue, el personaje de ella huyó despavorida al saber que un tipo que no era su marido acababa de darle su primera vez. Entonces él tuvo que correr tras ella para intentar calmarla y contarle como acontecieron las cosas, ahí fue donde todo se le complicó.

Pero hizo su mayor esfuerzo para que la escena saliera bien, y fuera llevada a cabo con éxito. Y justo así resultó.

El actor respiró aliviado, y miró a su compañera quien luego de terminar la escena ahora hablaba con algunas personas.

- Muy bien, ya por ahora no hay más escenas de ustedes. - Dijo el director. - El lunes volvemos con Luis e Hipólita...

Fernando asintió, y se fue a su camerino. Entró casi corriendo y tratando de que nadie lo viera, primero entró al baño y se refrescó la cara con agua fría, ahora ella no salía de su mente, y parecía ser que la euforia de su cuerpo tampoco la dejaba ir. Seguía igual de prendido y no sabía que hacer.

- Dios mío... - Se miraba en el espejo con la cara empapada. Decidió salir.

Pero cuando lo hizo se llevó tremenda sopresa. Ahí estaba ella, de pie, aún con su vestido de época, y mirando algunas cosas que él tenía en el camerino. Fernando tragó en seco.

- Hola Lu... ¿Qué.. te trae por aquí? - Preguntó, tratando de que ella no notara su estado.

Ella al escuchar la voz se volteó y lo miró, se acercó a él.

- Ah, Fer... Te quería pedir disculpas por mí actitud hace un rato. - Dijo mirándolo, sin percatarse de nada aún. - Yo se que eres un actor exigente y....

- Nada de eso, tranquila.

- Es que estado bastante tensa, y no se porqué.. - Lucero se atrevió a abrazarlo, para agradecer su amabilidad. Lo que había escuchado de él era tan contrario a su verdadera actitud. - Gracias por entender.

La mujer pronto sintió la dureza de él rozar su vientre, sin separarse lo miró a los ojos como queriendo interrogarlo. Pero sólo encontró a un Fernando contrariado y con un gesto de pena.

- Disculpa... yo...

Ella se separó de él y lo observó, bajó su mirada lentamente hasta llegar a aquella parte de su anatomía, esa parte que ahora resaltaba mucho y se hacía enorme. La castaña no pudo evitar que el deseo le saltara por todos lados, olvidándose en donde estaba, cuales eran sus principios, y sobretodo su compromiso.

- Fernando! - Exclamó viendo lo bien dotado que estaba el actor. Pero también indignada por lo que debería considerar era una falta de respeto.

Él se acercó a ella, sabía que en esos momentos lo estaba deseando igual o más que él, lo podía ver en sus ojos y en su boca que aún seguía ligeramente abierta por el asombro. Inhaló el perfume tan suave y a la vez tan fuerte de ella, tocó sus brazos esperando que se alejara de él o le soltara una bofetada por irrespetuoso, pero eso no pasó, y ella sólo se abrazó más a él.

Era un hombre codiciado, bello, y tan varonil. Y en esos momentos estaba tan cerca de ella, estaba oliendo su perfume y acariciando sus brazos, y su cintura.

- Eres una mujer muy hermosa.. Creo que no te lo había dicho. - Él besó su cuello y ella se estremeció ante su tacto.

- Es cierto, no me lo habías dicho.

Y sin esperar más, Fernando besó sus labios con ansias, caminando con ella hasta la pared, se sorprendió al saberse correspondido con mucho más entusiasmo. La actriz besó con fiereza su musculoso pecho, mientras sus manos buscaban safar el pantalón de "Don Luis", pero él la detuvo, y en cambio trató de quitarle el vestido que para la época que representaban era una pijama. El traje cayó al suelo y sus ojos vieron con deleite el cuerpo de su compañera, su abdomen trabajado y sus piernas largas y hermosas, pero aquellos ojos marrones no le quitaban la vista en ningún momento a los generosos pechos de la castaña.

- Que bonita piernas de pollo, eh.. - Le dijo bromeando, y besando su oreja. La actriz sonrió. - Es broma, me encantan..

- ¿Ya no me molestarás entonces? - Preguntó dándole besitos en los brazos, tan fuertes, tan musculosos.

- Creo que no... Pero después hablamos de eso. - Dijo Fernando besando entre sus pechos, se moría por tocarlos, besarlos, tenerlos en su boca. Pero aún se sentía como un atrevido.

Aún cuando sus manos se deslizaban por el abdomen femenino, y jugueteaban con su ropa interior. Se seguía sintiendo un entrometido cuando sus dedos se adentraban en ella, y la mujer callaba un gemido por vergüenza. Pero Fernando al escucharla sintió su erección hacerse más grande, y sintió la necesidad de seguir complaciéndola. Tocó aquella zona tan sensible, mientras seguía metiéndose en ella sólo con los dedos.

- Fer... Ferna.. - El tipo la calló con un beso, y aumentó la intensidad.

30 comentarios y les subo la parte que sigue.

Lucero y Fernando [Relatos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora