Capítulo 19 Domingo improvisado

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Capítulo 19 Domingo improvisado


Tratar con Takeshi era agotador. Miyagi acababa derrotado física y mentalmente ya que era capaz de romper su rutina de un solo golpe. 

"Mi adorada rutina...", pensó con la almohada en la cara, recién levantado. 

Tiró el despertador al suelo de un manotazo, cabreado. Se sentó sobre la cama con los pies apoyados en el suelo, y se tapó el rostro con las manos. "Qué duro es levantarse por las mañanas".

Se quitó la camisa, quedándose tan sólo con los pantalones negros del pijama que se ajustaban justo a su cintura. Por culpa de haber puesto la calefacción demasiado alto, por su espalda caían gotas de sudor. 

"Dios... tengo que cambiar la potencia", pensó mientras dejaba la camisa sudada en la cesta de la ropa sucia y se ponía una nueva muy parecida. "Me ducharé después de comer algo". 

Al abrir la puerta del cuarto el sonido del piano de su hermano salió de su habitación. Y sonrió cuando, al pasar frente a su puerta, lo vio tocando de espaldas. 

"Se lo ha vuelto a tomar en serio... me alegro", pensó mientras iba hacia la cocina. Miyagi sentía debilidad por el piano, su madre le había enseñado a tocarlo desde muy pequeñito y, cuando sus dedos se movían sobre las teclas, podía expresar aquellas cosas que no le salían con las palabras. 

"Pero eso era hace muchos años... ya no tengo tiempo". 

Fue hasta la cocina para tomarse algo antes de salir. Por lo general desayunaba un café en el despacho, pero los domingos disfrutaba un poco de un desayuno abundante. Ya llevaba un buen rato leyendo el periódico y tomando su café con leche junto con unas tostadas, cuando el sonido de unos pies bajando las escaleras hizo eco hasta la cocina. 

Shouta apareció en el umbral de la puerta vestido con unos vaqueros y una camisa azul celeste; ya tenía puesta la bufanda, del mismo tono pero más oscuro.

— ¿Vas a salir? —Le preguntó Miyagi con la taza de café en la mano.

— Sí. He quedado con un amigo dentro de unos minutos —Le contestó su hermano sin mirarlo mientras buscaba desesperadamente algo por la cocina. Abrió los cajones, se agachó, miró tras los muebles.

— ¿Qué perdiste esta vez? —Miyagi ya estaba familiarizado con esos problemas.

Su hermano lo miró avergonzado y con expresión de arrepentimiento.

— No... no encuentro la cartera. ¡Juraría que la dejé en la entrada!

— Shouta, si tuvieses un lugar determinado para colocar las cosas, no te pasaría siempre lo mismo —le reprendió su hermano —. ¿Necesitas dinero para salir?

— Encontraré la cartera —le respondió él, tozudo. 

Miyagi gruñó.

— Somos hermanos, puedo darte lo que quieras.

En respuesta, Shouta frunció el ceño. 

— La encontraré.

— Está bien —Miyagi decidió utilizar un poco de psicología para la situación—. Te presto el dinero y cuando encuentres la cartera me lo devuelves. No querrás hacer esperar a tu amigo ¿no?

Shouta se quedó pensativo.

—...vale —Aunque dijo eso, parecía todavía reticente a aceptar el dinero mientras Miyagi sacaba su propia cartera y se lo ofrecía.

— ¡¿20.000 yenes?! Nii-chan, no necesito tanto. Con 5.000 es más que suficiente.

— Bah, da igual, venga. Vete a divertirte. Ya me devolverás lo que te gastes.

Wagamama na Koi 1 "Unmei"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora