Capítulo 27 Y soñó con él

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Capítulo 27 Y soñó con él


— ¿Y tú? ¿Quieres hacerlo? 

Miyagi tragó saliva ante la pregunta. Su corazón parecía responder por él mismo pero ni siquiera se atrevía a poner esos pensamientos en palabras. 

El sexo... aquel contacto humano que tantos ansiaban las personas. El sexo para él, hasta hacía ese entonces, no significaba nada. Las malas experiencias pesaban sobre su espalda y durante muchísimos años dio por hecho que simplemente él no estaba hecho para el sexo...

Pero... la noche anterior, cuando lo había hecho con Takeshi había deseado permanecer por siempre dentro de él, sintiendo sus manos agarrándole los hombros, deleitándose con su voz y con sus gemidos que huían de entre sus labios abiertos... Algo en su pecho se había llenado, algo que no tenía palabras y que tenía más que ver con los sentimientos que con el placer carnal... algo más inmenso que un simple contacto entre piel y piel.

Miyagi admitía que las chicas con las que había tenido encuentros íntimos eran mujeres preciosas y atractivas que le hacían sentir bien; pero ver a Takeshi no sólo le atraía, sino que le fascinaba. Cada una de sus expresiones, cada uno de sus gestos, cada mirada... lo hacía sentir vivo. 

—... Sí. Sí quiero —Mientras le contestaba, sentía cómo los latidos de su corazón comenzaban a acelerarse más y más. 

— Yo también. 

La mirada de Takesh, lujuriosa, se clavaba en sus ojos, bajando y subiendo sus pestañas y moviendo su cuerpo para acercarse más a él. Sin previo aviso, alzó la mano y le agarró la suya propia, llevándola a su rostro. 

— Miyagi... tócame... —Le pidió con voz ronca. 

Miyagi acarició su mejilla y masajeó su cuello. 

— Está bien. 

Volvió a llenar su mano de aceite y la llevó de nuevo a sus nalgas. Pero esta vez no se quedó ahí, sino que despacio, e intrigado, fue introduciendo uno de los dedos por su entrada. 

— ¿Q-qué? —Takeshi giró su cara—. ¿Qué haces? —Preguntó avergonzado. 

— Voy a hacer las cosas bien. 

Takeshi le agarró la mano, deteniéndolo. 

— Sólo métemela, da igual. 

— No. Volverá a dolerte. 

— ¡Me da igual! —Sus mejillas estaban rojas hasta las orejas. 

A pesar de la mano que le sujetaba la muñeca, Miyagi introdujo más el dedo y Takeshi gimió de placer.

— ¿Por qué quieres que pare si en verdad te gusta? 

Siguió moviendo el dedo, entrando y saliendo, y Takeshi fue debilitando la fuerza con la que le sujetaba la mano. 

— Es... hah... Miyagi... —Introdujo lo máximo posible el dedo y lo fue moviendo en su interior—. Es... raro... ah... —Dijo tras subir el cuello ante el movimiento de Miyagi.

Acostado boca abajo y con la cabeza ladeada, Takeshi sujetaba con sus dos manos el cojín que hacía de almohada y Miyagi, sentado en la mesa, tenía una visión perfecta de su cuerpo y de su rostro; podía ver su cara acalorada con sus ojos cerrados sintiendo cada una de las caricias. Admirado por la manera en que Takeshi se estaba entregando a él, quiso ir más lejos; inclinó la espalda y mordió su cuello levemente. Takeshi respondió con un escalofrío. 

— Es raro... pero te gusta, ¿verdad? — Lo besó tras la oreja y lamió la piel de su cuello.

— Hah... no lo sé... 

Wagamama na Koi 1 "Unmei"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora