Capítulo 50 Atrapado en el pasado

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Capítulo 50 Atrapado en el pasado


Miyagi abrió la puerta con suavidad, asegurándose de que no hiciese ruido. Vestía el traje de chaqueta y corbata para ir a trabajar pero tenía puestas las zapatillas negras de andar por casa. Su mano soltó el manillar despacio. 

El cuarto de Shouta, tenuemente iluminado por el amanecer, recibía los reflejos de la luz a través de la ventana. Las cortinas estaban abiertas. Como siempre, Takeshi olvidaba cerrarlas antes de dormir. Aunque había pasado un tiempo, era extraño verlo ahí, en esa casa. Hacía poco era su hermano pequeño el que ocupaba esa cama, pero de un momento a otro las cosas habían cambiado de forma brusca e inesperada. 

Miyagi se acercó, pisando el suelo con cuidado. Sobre la cama, Takeshi dormía enroscado en la almohada y de lado a la pared. Las sábanas se enredaban en sus piernas y su camisa estaba algo levantada por los bordes, dejando ver la piel desnuda de su cadera. La luz le acariciaba los cabellos negros y revueltos. 

La visión, no era sólo tentadora, sino también tierna y acogedora. El sonido de los pájaros piar llegaba hasta aquel cuarto y convertía la situación en algo mágico e irreal. Se fue acercando despacio a la cama, dejándose llevar por unos sentimientos que no sabía que existían. "Me llena por completo —pensaba mientras lo miraba—. Mi pecho... parece inflarse de aire cuando lo veo. Y cada día sucede más y más... como si con tan sólo verlo, esta necesidad que tengo de él se hiciese cada vez más grande —Tragó saliva cuando decidió sentarse a su lado, sobre la cama, para verlo más de cerca—. Pero no quiero hacerte daño". 

La boca de Takeshi estaba media abierta aplastada contra la almohada y su nariz, pequeña y algo redonda, dejaba entrar y salir el aire con tranquilidad. Miyagi sonrió al verlo. "No eres más que un niño... —pensaba mientras lo veía—. Por muy hombre que quieras parecer, eres un crío —Takeshi se movió un poco y se aferró con más fuerza a la almohada que utilizaba como peluche. Su nuca quedó al descubierto y Miyagi se quedó inmóvil—. ¿Qué estoy haciendo? —Pensó mientras levantaba la mano de la cama donde la estaba apoyando de forma inconsciente y la acercaba hacia el rostro de Takeshi—. No. No lo toques —Se ordenó—. Ya conoces las consecuencias. Ya sabes lo que pasará". 

Pero aunque su mente le dictaba una cosa, no podía resistirse a hacerlo. Y fue así como los dedos, ajenos a los mandatos de la razón, rozaron el rostro de Takeshi con cuidado, casi con miedo, pero con una inmensa ternura. Se fueron enredando en su pelo, en la curvatura de su cuello... Dejándose llevar, su pulgar acarició el labio inferior y Takeshi movió la boca en respuesta, sin despertarse. En su yema, Miyagi sintió el calor de su piel. Y las palabras que decía su madre y que él nunca creyó regresaron a su mente: "— Algún día encontrarás a esa persona, Ryu". 

Ella parecía feliz... a pesar de su mirada nostálgica y de sus suspiros mientras miraba por la ventana o escuchaba a Ryu tocar el piano, ella era feliz. 

Miyagi jadeó y apartó la mano como si hubiese tocado fuego, apoyándola de nuevo en la cama. "Lo sabía. Vuelve a pasar de nuevo". 

En su cabeza un pitido agudo y desagradable le ensordecía. "— Es un trato, Miyagi. Tú no dices nada de esto, y yo no diré nada de lo tuyo". La mano de Miyagi se sostuvo la cabeza y sintió como algunas gotas le recorrían la frente. "Basta, joder", suplicó para no recordar. Pero ahí seguía ese horrible sonido, torturándole, haciéndole regresar al pasado y recordando todo aquello que guardaba bajo capas y capas de falsedad. 

Guardando el secreto.

Se levantó de la cama para salir antes de que Takeshi se despertarse. Pero justo en el momento en que cerró la puerta con suavidad unos ojos se abrieron, completamente despiertos, y miraban el piano que estaba pegado en la pared de enfrente. 

Wagamama na Koi 1 "Unmei"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora