Capítulo 43 El amor no está libre de miedos

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Capítulo 43 El amor no está libre de miedos


El ascensor se puso en marcha en el momento en que Miyagi le dio al botón con el dedo y en el mismo instante que comenzó a bajar agradeció por primera vez en su vida la lentitud con la que iba. Era un alivio tener unos segundos para pensar y reflexionar antes de abrir la boca. 

— ¿Seguro que está bien que dejes el despacho así? —Le preguntó Takeshi, que miraba al suelo.

Miyagi apoyó la espalda contra el cristal.

— Nadie va a entrar, Takeshi. Tú eres el único que incumple la norma social de tocar la puerta—Añadió en broma, para relajar un poco el ambiente. 

Takeshi soltó una risa egocéntrica. 

— Por supuesto; me parece una tontería hacerlo. 

Miyagi volvió a centrar su mirada en los números y sonrió también, sin que Takeshi pudiese verlo. Aunque se sentía como un palo tieso en aquellos instantes, tenía que reconocer que también había cierta calidez en su interior; como si poco a poco se fuese sintiendo más y más cómodo junto a él. 

"Acabamos de hacer algo muy extraño... —pensó—. Ni siquiera sé por qué razón lo hice, sólo sé que mi instinto me estaba gritando detenerlo de la manera que fuese... y sabía que con gritos o enfado no conseguiría ningún resultado". 

En todos aquellos meses Miyagi había ido descubriendo que cada vez que Takeshi hacía algo mal, éste esperaba una respuesta negativa por parte del otro; como cuando había roto la televisión o todas aquellas peleas cuando dejaba las cosas tiradas por la casa. "Los enfados y los gritos no me han funcionado... y en el despacho me di cuenta de que había estado siguiéndole el juego a Takeshi todo este tipo. Siempre que hace algo mal, sabe que detrás habrá una pelea... parece incluso como si lo desease. 

» Entonces, sin saber por qué, decidí hacer todo lo contrario a lo que habría hecho realmente y a lo que Takeshi habría esperado. En verdad, ha sido más parecido a una lucha de fuerzas internas que a una discusión... —Recordó la forma en que le había mordido en la nuca para inmovilizarlo y tragó saliva—. Me encantó ver a Takeshi tan obediente y entregado..."

Miyagi casi dejó de respirar cuando el ascensor se detuvo, en su mente sólo podía recordar a Takeshi con la corbata en sus ojos o con el cinturón en sus muñecas. "Me encantaría cegarlo por siempre... para que no vea nunca nada"

— ¿Qué vamos a hacer? —Preguntó Takeshi de repente, cuando salieron del ascensor.

— Estoy agotado, llevo toda la mañana con un proyecto. ¿Te apetece ir a casa y pedir algo de comer? —Preguntó, girando el rostro para mirarlo; pero Takeshi no levantó su cabeza.

— Ah, cierto. Tu "proyecto"... —Añadió con resquemor. 

Miyagi suspiró.

— ¿Vas a enfadarte ya? ¿No te dije que fue ella?

— Tsk... me da igual quién haya sido, lo que importa es la acción, no los sujetos. 

— ¿Ah, sí? —Miyagi lo miró de reojo.

— Sí —Respondió él, tozudo.

— ¿Entonces significa eso que no puedo besarme con nadie más que contigo?

Por fin, Takeshi alzó el rostro y su expresión era entre enojada y cohibida. 

— ¿Q-q-qué idioteces estas diciendo? ¡Bésate con quien quieras!

— Pero te vas a enfadar si lo hago...

— No lo haré.

— ¿Y por qué hiciste entonces lo del despacho?

Wagamama na Koi 1 "Unmei"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora