c4 Cerezos en flor

1.1K 79 12
                                    

Capítulo 4 Cerezos en flor

Hace un año y medio conocí a Hiroki-senpai. A mis 15 años jamás hubiese imaginado que un amor así lo pudiese sentir alguien tan joven. Tal adicción… tales sensaciones…

Todo era nuevo para mí.

Era primavera y las flores del cerezo se extendían por la ciudad como un manto rosa. Por aquellos días estrenaba nuevo uniforme, nueva ciudad y nueva vida. Mi hermano y yo, después de años encerrados en una monotonía absurda y ridícula que nos asfixiaba poco a poco, por fin podíamos comenzar una vida juntos. Desde cero.

Nunca había ido a ningún tipo de escuela. Nii-chan estudió en un centro privado y a mí me contrataron un profesor particular, por lo que siempre estaba en casa. Incluso cuando mamá murió, Niichan se encargó de contratar a los mejores maestros. Así que, literalmente, aquel sería mi “primer día de colegio”.

Sí, a los quince años. Ridículo, ¿verdad?

Sin embargo tuve suerte. ¿Qué se puede decir si no del encuentro? ¿Debo justificarlo acaso al destino? Me gusta pensar eso… que ese primer día estaba predestinado. A veces los seres humanos nos sentimos mejor dándole razones a lo irracional.

Aquel día había llegado agotado hasta la puerta del colegio por culpa de aquella maldita cuesta infinita. Pero creo que llegar hasta ahí, a esa hora y a ese instante fue lo que mejor pudo pasarme en la vida…

Porque lo primero que vi después de abrir los ojos, fue a él…

… a Yoshimura Hiroki.

— ¿Lo tienes todo? Los libros, el material…

— Sí, sí. Está todo —Shouta movía los pies nerviosos mientras su hermano lo despedía en la entrada.

— Toma —Dijo sacándose la cartera—. Lleva algo de dinero por si acaso.

— No hace falta —Se quejó Shouta—. Sabes que ya tengo.

— Bueno, pero nunca se sabe, quizás necesites más.

Niichan voy al colegio, que no me voy de viaje.

— Está bien, está bien —Volvió a guardar la cartera en su bolsillo trasero—. ¿El obento? ¿Lo tienes?

— Que sí, si ya te lo dije antes —Le contestó algo molesto—, lo metí en el maletín desde que me lo diste.

— Bueno… entonces sólo te queda irte ¿no?

Shouta le sonrió.

— Sí —Dijo mientras cogía el maletín que había dejado en el suelo—. Nos vemos después.

— Que te vaya bien —Le dijo mientras cerraba la puerta—. ¡Y ten cuidado!

Shouta atravesó el jardín de su casa y salió por la puertita exterior. El corazón le latía rápido de los nervios.

“Qué vergüenza…”, pensó suspirando.

Por las calles veía a algunos chicos con el mismo uniforme que él, pero ni siquiera se atrevía a mirarlos a la cara. Con la cabeza agachada y disimulando ver el teléfono móvil, Shouta maldecía su mala suerte. “¿Por qué habrá dicho el psicólogo esa tontería de ir al colegio? Tal y como estaba antes era perfecto”.

Shouta puso mala cara. Pero incluso él mismo tuvo que admitir que, a pesar de los pensamientos negativos hacia la escuela, la manera en que estaba viviendo su vida hasta hacía ese momento no le hacía demasiado feliz.

Wagamama na Koi 1 "Unmei"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora