Capítulo 25 Sólo contigo

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Capítulo 25 Sólo contigo


El sol de la mañana le acarició los párpados; se los frotó con insistencia y abrió los ojos poco a poco. Sentándose sobre las sábanas Takeshi estiró los brazos haciendo crujir su espalda; gimió de placer.

Había dormido como un tronco toda la noche y tenía una sonrisa estúpida en el rostro. 

— ¿Cuándo me puse ropa de dormir? —Se preguntó mientras se miraba la camisa holgada negra que tenía puesta y los pantalones que sobrepasaban sus tobillos... también negros. 

A su lado, la cama estaba vacía, pero vio sobre la mesilla de noche una nota. Cuando se levantó para ir a cuatro patas por la cama hasta la mesita... sus piernas se doblaron, entumecidas. 

— ¡Joder! —Junto con el despertar de su mente, otras zonas doloridas comenzaron a hacerlo también... 

Se quedó tumbado boca abajo mordiendo la almohada. 

— Me cago en todo... puto dolor... 

Arrastrándose como un gusano a lo largo de la cama y utilizando los antebrazos para impulsarse llegó hasta la mesilla de noche, dramatizando la situación y con expresión demasiado teatral. Con esfuerzo fingido cogió la nota y la leyó para sí:

"Me voy a trabajar. Tienes el desayuno abajo, come lo que quieras. Te he puesto el despertador a las 7:30, te recuerdo que tienes clase. Miyagi Ryutaro" 

— ¿Por qué es gilipollas y pone el nombre completo? Poco más y utiliza "usted". Maldito estirado...

Dejó la nota en su sitio y se rio tontamente al recordar lo ocurrido. Boca arriba pegó un gritó antes de ponerse a cantar frases ridículas.

— He tentado al señor Perfecto...sí... el señor Perfecto ha cometido pecado... —terminó con un sonoro "yeah" alargado y metálico. 

Vio el reloj sobre la mesilla, las 7:20. 

¿Clase?

Já. 

Ese día no se pensaba levantar de la cama... llegar hasta la cocina ya sería un suplicio con ese dolor de piernas, nalgas, caderas y otras zonas... ¡ni imaginarse cómo sería tener que ir hasta el colegio! 

Se quedó acostado sobre la cama, soltando un largo suspiro mientras veía el techo de la habitación.

Y entonces, una idea maligna pasó por su cabeza... 

Estaba en casa de Miyagi.

Solo.

Todo en su poder. 


Miyagi iba a paso rápido por la oficina. Con su porte elegante era fácil distinguirlo como el jefe de la sucursal. 

— Vicepresidente, buenos días —Saludaban los empleados a su paso. Miyagi respondía al saludo inclinándose levemente y llamándolo a cada uno por su apellido.

Se apoyó en el cristal del ascensor cuando entró en él; pulsó el número ocho y comenzó a tamborilear el piso con el zapato.

"— ¿Quieres dejar de hacer eso? Me pone de los nervios."

Al recordar las palabras de Takeshi, el pie de Miyagi se detuvo casi de manera inconsciente. "Siempre tan descarado...", pensó, casi sonriendo.

Desde que se hubiese levantado, Miyagi intentaba no recordar lo que había pasado la noche anterior. Si lo hacía, su cuerpo respondía a los pensamientos de manera extraña... el corazón comenzaba a resonar más fuerte, la respiración se le aceleraba y una punzada de placer se le clavaba en sus partes. 

Wagamama na Koi 1 "Unmei"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora