Capítulo 49 Oculto en un castillo de hielo

655 52 3
                                    

Capítulo 49 Oculto en un castillo de hielo


Esa mañana Takeshi se levantó mucho mejor de la gastroenteritis, lo suficiente como para retomar las clases en el colegio. Cuando se despertó, a las 7:00 am, Miyagi ya había salido de la casa. "Y eso que suele salir más tarde", pensó mientras desayunaba su vaso de leche. Le tentaba la idea de quedarse allí, sin hacer nada, pero al día siguiente tenía un examen y necesitaba preguntar dudas y tomar apuntes. 

Por desgracia, aunque su estado se salud había mejorado, sus ánimos seguían por los suelos. "Casi me dan ganas de vomitar cuando ese olor entró por mi nariz —El perfume que impregnaba la ropa de Miyagi la noche anterior casi le había provocado arcadas—. Y no sólo eso... me entró también ganas de matarlo, de retorcerle el cuello con mis manos..."

En esos instantes sintió como si Miyagi fuese de otra persona, como si perteneciese a alguien que no era él... y eso era quizás lo que más le estaba destrozando. "¿Qué significa esta necesidad de posesión? —Le dio un sorbo a su taza caliente—. Es como si un demonio se hubiese apoderado de mí. No quiero que nadie lo toque, que nadie lo mire, que nadie sepa de su vida, que nadie entre en su corazón... —apoyó la cabeza en la mesa y suspiró—. Quiero ser el único... en conocer todo de él".

Desganado, cogió el plato y el vaso que había utilizado para desayunar y los dejó en el fregadero. Luego salió de la cocina y subió al segundo piso para ir a lavarse los dientes al baño; por último cogió la mochila que dejaba siempre en el cuarto de Shouta, se la colocó y se dio dos golpes en la cara con la palma de las manos.

— Déjate de estupideces, Takeshi —Se dijo a sí mismo—. Un maldito suspiro más y te haré tirar por la ventana.

Más contento por la actitud que había tomado, bajó las escaleras de dos en dos, dio un pequeño salto al final, cogió por el camino su abrigo y salió a la luz del nuevo día. 

Takeshi iba a pagarle a Miyagi con la misma moneda. Vaya que si iba hacerlo.




Antes de ir a la escuela, tuvo que pasar por su casa para coger el justificante de las faltas, pues sólo podía hacérselo su madre. La encontró en el salón, sentada en el sofá viendo la tele mientras planchaba la ropa. 

Su madre sabía que estaba quedándose a dormir en casa de Miyagi, lo que no sabía es que estaba durmiendo en su cama... y que Shouta se había mudado. 

— Mamá —Dijo en voz alta en modo de saludo. 

Su madre giró el rostro; cuando lo vio sonrió antes de decir:

— ¡Take-chan! —Takeshi puso los ojos en blanco al escucharle decir aquello—. ¡Ya era hora de que pasaras por aquí!

Se levantó, dejando la plancha de pie sobre la tabla y apagó la tele. Se acercó hasta su hijo y le puso una mano en la frente.

— ¿Cómo estás? ¿No te ha venido fiebre, verdad? 

Takeshi se apartó.

— No, mamá. No he tenido fiebre.

— Miyagi me contó que pasaste mala noche ayer.

¿Miyagi había hablado con su madre? Se sonrojó por la vergüenza y la rabia. ¿Cómo se atrevía a hablar de él?

— Fue sólo que me entró un poco de dolor a mitad de la noche, nada más. Ni siquiera vomité —Contestó Takeshi. 

— Bueno... eso está bien. ¿Te estás tomando las medicinas?

Wagamama na Koi 1 "Unmei"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora