[Malentendido]

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Se acercaba una competencia deportiva, Anya con su equipo habían logrado llegar a la final para enfrentarse con otra academia, el honor de Edén estaba en juego, Anya era la cabeza del equipo femenino, aún así ella era modesta y no se sentía mejor que sus compañeras, pese a todo ella siempre se mostraba amable y dispuesta a ayudar, esa actitud positiva y de compañerismo, además de su buen rendimiento en deportes y biología y cómo olvidar cuando salvó una vida, todo esto la habían echo merecedora de 7 Stellas hasta el momento, tal vez si ganaban este enfrentamiento obtendría su octava Stella convirtiéndose en una imperial. A decir verdad eso ya no la emocionaba tanto, ya no existía ninguna misión que se lo exigiera, faltaba poco más de un año para que se graduará, y los imperiales tenían que cumplir con los estándares impuestos y con la presión de ser los mejores, ademas de los deberes extras que se les asignaban, su única motivación era que podría pasar más tiempo con Segundo, podría acompañarlo en sus reuniones y ayudarlo para hacer más divertidas sus tareas. De todas maneras se esforzaría para ganar, de pronto sentía el apoyo y ovación de sus compañeros, se sentía extraña de alguna manera:

~¡Vamos Anya destrozalos! ~ ¡Vamos Edén ustedes pueden! ~ ¡Que no las subestimen! ~ ¡Dejen en alto nuestra institución! ~ ¡Demuestrenles quienes son! ~

Supongo que disfrutaría de esa sensación por ahora, por otro lado sus rivales efectivamente y como todos los anteriores la subestimaban precisamente a ella:

~¿Quién es esa pequeña?~ Parece una debilucha ~ esto será más fácil de lo que pensé ~¿En serio presentarán a esa enana en la final? ~ Edén vino a perder al parecer ~

Con sus compañeras de equipo no se llevaba exactamente bien, pero cuando jugaban se entendían perfectamente, por suerte podían dejar sus diferencias fuera, pero dentro se admiraban y respetaban las unas a las otras como buenas competidoras y compañeras.

El desenlace fue que el equipo de Edén  ganó con una aplastante derrota a su adversario.

Anya había sido la jugadora estrella, era veloz, poseía una fuerza envidiable y sabía leer muy bien a sus oponentes, (además de leer sus mentes).
Para cuando llegaron la esperaba su ceremonia para recibir su octava Stella, cuando Anya entro y vio que solo figuraba su nombre en la lista, dijo en voz alta:

~¡No puedo aceptarlo!~ causando un silencio ensordecedor
~Este juego no lo gané yo sola, lo hicimos en equipo, todas nos esforzamos y lo dimos todo para llegar a la final y ganar, lo siento pero simplemente no puedo aceptar llevarme el crédito ~ abandonó el salón

Becky se abrió paso para llegar hasta su amiga:

~¡Anya!~ la abrazó
~No dejas de sorprenderme, ¡Eres increíble!~

Sus compañeras de la competencia se acercaron a ella también

~¿Por qué lo hiciste?, No era necesario~ decía una
~Eres muy amable, pero reconsideralo~ dijo otra
~Si obtienes está Stella te convertirás en una imperial, te lo agradecemos pero deberías volver, aún estás a tiempo~

~Gracias por su apoyo, pero esto es lo que creo, seré fiel a mis convicciones, es injusto que solo yo me lleve el crédito de algo por lo que todas hemos trabajado, no me sentiré orgullosa si me vuelvo imperial de está manera~ se alejó con su amiga del brazo

Al día siguiente el nombre de Anya estaba en boca de todos en Edén, nadie nunca en la historia de la escuela había rechazado una Stella, ¿Acaso era tonta o simplemente increíble?.
Su comportamiento era fiel a su persona, muy elegante pensaba el profesor Henderson, se acordó una reunión donde se decidió darle una Stella a cada competidora tal como la señorita Forger lo había sugerido, ella tenía razón y demostraba el espíritu cooperativo que Edén quería inculcar al resto de sus estudiantes, será un honor que sea parte de los alumnos un imperiales concluían.

Casi algo | DamiAnya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora