Los días posteriores a esa incómoda conversación pasaron con normalidad para todos o casi todos, un aura de melancolía rodeaba a Damián, para sus amigos parecía distraído, para Becky un idiota que no tenía el valor suficiente de hacer lo que su corazón dictaba, para Anya que podía leer sus pensamientos, lo entendía perfectamente, porque ella sentía lo mismo, no podía simplemente culpar a Damián por en todos estos años no iniciar una relación con ella, como pensaba Becky, ella entendía como él se sentía respecto a su familia, lo difícil que era desafiar a su padre y los peligros para ambos que eso conllevaba, y también estaban sus metas y sueños, aunque hubiéramos tenido una relación, de igual manera tendríamos que romper una vez graduados, ella no dejaría que nada se interponga en su sueño, ser una espía, ambos tenían razones de peso para no poder tener una relación, quizás era el destino gritándoles que simplemente no podían ser, pero eso era algo que no podía decirle a su amiga y solo se limitaba a responderle -es imposible-, y es que lo era, Anya pensaba que había amado a Segundo de la única manera que pudo hacerlo y él también a ella, estaba feliz por eso, pese a los obstáculos, encontraron la forma de expresarse su afecto y habían creado algo hermoso, aún les quedaba tiempo de poder disfrutar de ello, quería alegrarlo y alentarlo a qué siguieran queriéndose a su manera hasta donde más pudieran, ya tendrían tiempo de sentirse tristes cuando estén alejados, pero por ahora estaban juntos, ¿no era eso suficiente por ahora?, debían aprovechar y regocijarse de su compañía, se acercó a él por su espalda, pasando sus brazos por su cuello envolviendolo en un cálido abrazo, y le murmuró:
~Animate, aún estoy aquí~
El la miró de reojo y tomó su mano entrelazandola con la él, cerro los ojos y pareció disfrutar de ese momento, el calor de su cuerpo abrigo hasta el más frío de sus pensamientos, su aroma recorría cada rincón dentro de él, el latido de su corazón cosquilleandole en la espalda, el peso de su cuerpo era tan poco que lo hacía olvidar el gran peso de su apellido, ella lo hacía sentir así, ligero, y siempre aparecía en el momento que más lo necesitaba, ella le daba tanto, lo hacía sentir tantas cosas, ¿cómo podía haberse ella conformado con él hasta ahora?, si el no había podido hacer nada por ella, no podía darle nada, ¿de verdad era tanto su aprecio por él que había decidido conformarse con solo eso? ¿con ser nada?, pero si ni siquiera lo habían hablado, ¿cómo podría saberlo?, ¿Y si ella estaba esperando que él la detuviera?, no podría hacer eso, pero ella no lo sabe, ¿alguna vez tendré que decirle?, pero por ahora permíteme seguir disfrutando de tu compañía y seguir abrigandome con tu calor, para que cuando estemos lejos, al menos tu recuerdo me reconforte.
Decidió despejar las nubes de su mente, y así como Anya le insistía, aprovecharían este tiempo juntos como lo habían hecho hasta ahora, él también ahora se atrevía a jugar con ella como ella siempre lo hacía, la abrazaba por la espalda, la levantaba para molestarla, jugaba con su cabello cuando estudiaban, a Anya le parecía tierno ver está parte de él, de pronto ya no era ese niño gruñón que siempre estaba molesto, su temple ahora lucía relajado, y hasta feliz, ojalá pudiera seguir haciéndolo feliz hasta el fin de sus días, pero no podía, ojalá que al menos siga siendo feliz cuando se separen, ojalá que pese a las expectativas que su familia tiene sobre él logre sobreponerse y encontrar estás pequeñas cosas que hicieran la diferencia como ahora, porque cuando estuvieran lejos y se sintiese abrumada, pensaría en él y en su perseverancia para conseguir lo que quiere, cuando sintiera dudas, pensaría en la confianza en si mismo que lo ha hecho llegar hasta donde está, pensaría en él para que al menos eso llene el vacío que sentirá en su corazón.
Los amigos de Damián lo observaban, podían entender como se sentía, verlo actuar de esa manera no les era para nada agradable, pero sabían que era la única forma que tenía de hacerlo, entendían la situación de su familia, y de que Damián estaba demasiado enamorado como para haberle propuesto a Anya un romance a escondidas de su familia, él no quería jugar con ella o hacerla sentir mal por ello, también se daban cuenta que el cariño era recíproco, ¿por qué la vida tenía que ser tan difícil para esos dos?, ¿por qué de entre todas se tuvo que enamorar de una plebeya?, ¿por qué tenía que pasar todo esto?, Sabían que luego de todo esto se caería el mundo sobre ambos, al menos ellos se encargarían de acompañar y apoyar a su amigo, irían a la misma universidad y pese a estudiar distintas carreras harían lo posible por seguir manteniendo esta amistad y juntarse en cada receso, pero ¿Y Anya?, ¿Quién la apoyaría a ella?, Becky se irá del país y ella se mudará para estudiar a otro, ni siquiera tendrá a sus padres para animarla, estará sola, ¿Y si la marginan cómo ellos mismos lo habían hecho años atrás?, Que valiente había sido al querer adentrarse en otro mundo, sola, en un país desconocido con gente totalmente nueva, ella era realmente sorprendente, entendían perfectamente porque Damián se había enamorado de ella, al fin de cuentas ante sus ojos ella era más que digna de él, lo había echo sonreír y le alegraba y despejaba de sus problemas con su sola presencia, pero ante los demás no era más que una plebeya cualquiera, ojalá todos lo pudieran ver con los ojos de ellos, pero que podían decir si a esta a ellos les había costado aceptar eso, que triste destino les esperaba al nunca poder concretar su amor.
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Casi algo | DamiAnya
FanfictionCuando las circunstancias se anteponen a los deseos, las infinitas posibilidades de lo que pudo ser se van colando en la piel dejando grietas dolorosas, a veces llegan a herir hasta lo más profundo del corazón, algunas se curan con el tiempo y hay o...