[La amenaza]

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Los días transcurrían y la fundación ya estaba funcionando, los niños ya habían sido trasladados, ya tenían sus perfiles médicos y sabían cómo proceder con cada uno según sus necesidades, sus terapias también comenzaban, pese a lo que habían tenido que pasar a su corta edad, la mayoría aún estaba lleno de energía, se sentían seguros y agradecidos en ese espacio, todos los trataban con amabilidad y cariño, se volvió un lugar alegre.

Damián iba de vez en cuando a pedir informes de gastos y ver como iba funcionando todo, eso decía él pero siempre terminaba hablando con la dra Forger.

~¡Anya!~ la llamó

~¿Ya oíste?, La llamo por su nombre~
~dijo en la ceremonia que se conocían desde niños~
~Oí que él estaba interesado en ella desde que estaba con Liam, una conocida dijo que en una fiesta no le quitaba los ojos de encima~ eran las cosas que algunos trabajadores pensaban o murmuraban

~señor Desmond, ¿En qué lo puedo ayudar?~ respondía Anya

~No hacen falta formalidades, solo dime Damián, por favor~

~pero estamos en el trabajo, no es correcto~

~Estoy seguro que a nadie le molesta, ¿Verdad?~ pregunto a un grupo que se encontraba allí

Todos asintieron, ese tipo de cosas solo provocaban más rumores:

~¿Lo ves?, Él la quiere conquistar~
~¡Que tierno! ¿Y si hizo todo esto solo para robar su corazón?~
~Después de enterarse de lo que hizo su ex novio, la doctora debe haber quedado devastada~

Anya solo sonreía, sabía que eso era lo que él quería provocar, y era lo que ella esperaba que pasara. Caminaron juntos hasta el patio del recinto y se encontraron con un grupo de niños que los invitaban a jugar, Anya no se negó y fue a jugar con ellos, Damián la observaba con ternura, hasta que uno de los niños lo empujaba por las piernas invitandolo a unirseles, ambos terminaron jugando con ellos, los demás  trabajadores que pasaban por allí miraban la escena enternecidos.

Tras cansarse se dispusieron a visitar a los que aún estaban postrados, habían unos con un daño cerebral irreparable, otros que aún no recuperaban la movilidad de sus extremidades, era terrible, pero al menos ya estaban a salvó y los médicos hacían todo lo posible para que puedan recuperarse y llevar una vida con normalidad.

Anya por las tardes se dedicaba a realizar sus misiones, eran varias, una tras otra pero sencillas a su juicio, por las noches Damián seguía llendo a su apartamento para estar con ella, así fue hasta que un día al encontrarlo esperándola afuera un pensamiento la hizo ponerse alerta:

~Ya veo, con que aquí es donde pasas las noches Damián Desmond~

Anya busco con la mirada al dueño de aquellos pensamientos y encontró a un hombre adulto que los observaba a la distancia.

Damián se acercó para saludarla y Anya enseguida lo alerto de lo que sucedía:

~Damián alguien te está siguiendo, no votees pero hay un hombre escondido que nos acaba de tomar una fotografía~ mintió

Damián hizo lo contrario y se volteó para ver pero Anya lo detuvo del brazo para que regresará su vista a ella:

~¿Quién podría estarme siguiendo?~ cuestionó Damián

Eso mismo estaba pensando Anya, sería imposible que Liam pudiera enviar a alguien ¿O no? Pero si fuera así la seguiría a ella no a él, tal vez un periodista, pero ¿Con qué objetivo?~

~No lo se pero lo mejor será que te vayas por ahora, sé precavido puede ser peligroso~

~Está bien, te llamaré cuando llegue a casa~

Casi algo | DamiAnya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora