[Bienvenida]

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Para cuando regresaron de su luna de miel a Anya aún no se le notaban los tres meses de embarazo que tenía, por suerte las molestias que sintió durante este periodo habían sido mínimas, por lo que pudo disfrutar de su tiempo con su -ahora- esposo. Le encantó la sorpresa del lugar donde Damián la llevo, era un lugar hermoso, paradisíaco, y algo solitario por lo que casi fue privado para los dos, esto les permitió desencadenar su amor en los lugares más inóspitos, fue placentero, adrenalinico, como una aventura; para que hablar del hotel en el que se hospedaron era de lujo, así que estuvieron rodeados de comodidades, se sintieron como reyes. Pero una vez que se les acabó el viaje y regresaban a Ostania, debían retomar sus quehaceres, Damián no quería que Anya volviera a trabajar, pero ella le insistía:

~No te preocupes, mi trabajo por lo general es estando sentada, no haré ningún esfuerzo físico, y además, ¡quiero estar con los niños!~ lo convenció

Para su primer día de regreso en la fundación fue bien recibida

~Doctora Forger, bienvenida~

~Desmond, doctora Desmond~ aclaró Damián que la acompañaba, también debía ponerse al día con los papeleos y trámites que se hicieron en su ausencia

~¡Oh! Lo siento, es verdad, mil disculpas~

~Descuida, lleva un tiempo acostumbrarse~ le sonrió Anya

Los niños la recibieron con alegría, la habían extrañado, todos fueron a recibirla al enterarse que estaba de regreso, todos la abrazaban, tenían tantas cosas que querían contarle, la invitaron a jugar pero ella se excuso:

~Estoy muy cansada, así que jugaremos algo tranquilo ¿si?, ¿Que les parece cartas?, O ¿un juego de mesa?~

~¡Siii!~ respondían al unísono

Damián la admiraba, sonrió dulcemente, sabía que sería una gran madre.

Luego de que terminó su jornada laboral, Anya se dispuso a ir a visitar a su amiga, ya tendría poco más de ocho meses de gestación, el bebé podría nacer en cualquier momento, así que quería estar con ella, además de que ya la extrañaba.

Becky ya tenía una gran barriga, ella pensaba que en cualquier momento iba a explotar, Ewen la incitaba a salir a caminar, decían que con las caminatas el bebé se acomodaba mejor en el canal de parto y así sería más sencillo su nacimiento, pero ella se negaba, a estás alturas le dolían los pies al dar tan solo un par de pasos, aún así cuando vió que llegó su amiga se paró y fue lo más rápido que podía hasta ella para abrazarla como pudo:

~¡Anya!, ¿Cómo estás?, ¿Cómo te fue?, Espero que traigas un amigo o amiga para mí bebé~ se reía con malicia

~¡Becky!, Estoy bien, La pasamos muy bien, fuimos a un lugar realmente maravilloso... sobre un amiguito para tu bebé, dalo por hecho~ le sonrió y guiño un ojo

~en realidad había olvidado contarte pero supe de mi embarazo días antes de la boda, ya tenía un mes, así que ahora ya tengo tres meses, pero aún no se me nota nada~ continúo

~¿¡Qué!?, ¿Es enserio?, Anya, ¡felicidades!, Nuestros hijos van a ser los mejores amigos del mundo, podrán ir a la escuela juntos, ¡Que emoción!~

~¡Siii!, ¡Estoy muy contenta por eso!~

~Y dime, ¿Cómo has estado?, ¿Cómo te has sentido?, Tendrás que contarme todo para poder saber a qué atenerme~ agregó Anya

~Mmm... Para mí los primeros meses fueron más complejos, por los vomitos y mareos pero después cesaron, ahora solamente que me duelen los pies muchísimo cuando camino~ respondió

~Ya veo, yo por suerte no he tenido tantas molestias hasta ahora, solo algúno que otro mareo~

~supongo que para cada mujer se siente diferente, bueno, igual Ewen me ha dado muchas recomendaciones, supongo que me han servido para no tener molestias~

Casi algo | DamiAnya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora