Capítulo 6: Rodrigo

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No puedo creerlo, estoy demasiado avergonzado y Jack no deja de reír mientras nos subimos en su auto con tal de irnos del Spa, en donde nos prohibieron la entrada luego de que una chica nos encontrara teniendo sexo.

Nosotros no logramos hacer mucho, cuando la muchacha entró estábamos en pleno proceso de liberarnos de nuestro estrés, aún ni siquiera pensábamos en corrernos, sin embargo, nos echaron y no podía levantar mi mirada del suelo, estaba realmente muy avergonzado.

Jack obviamente ni se inmutaba, algo que no me sorprende, su personalidad no le permite preocuparse por algo como esto, de hecho, en el auto tuvo la idea de abrir un Spa con tal de tener sexo con total libertad.

Es realmente muy desvergonzado de su parte, pero lo extrañaba demasiado, no podía enfadarme por haberme puesto en una situación como esa, aunque obviamente cuando llegamos a casa me llevó hasta la cama en donde me recostó con cierta necesidad y comenzamos a besarnos con tal de continuar.

No teníamos mucho tiempo, los niños regresarían dentro de poco, así que un jugueteo previo era totalmente innecesario ahora que no teníamos tiempo, por otro lado, como tenemos una cena con su padre, no podemos retrasarnos.

–Mi amor...–me nombró deslizando su mano por mi mejilla, viéndome con una sonrisa.

Sé que lo he dicho muchas veces, pero Jack me tiene embobado, cuando lo miré a los ojos fue imposible para mí no sentir ciertas ganas de llorar por el hecho de ver su sonrisa, incluso sentir la calidez de su mano que se adentraba por mi mejilla.

–Quiero llorar...–murmuré desviando la mirada, casi como si con esto pudiera dejar de sentir el nudo que tenía en la garganta.

–¿Por qué? ¿Duele? –preguntó buscando mi mirada, preocupado.

–N-No es eso...–dije aferrándome a su cuello, queriendo que me abrazara– es sólo que...–balbuceé– creí que jamás te tendría así otra vez...–añadí sin poder controlar las lágrimas.

–Lo siento...–dijo abrazándome con cierta fuerza– perdóname, ya no me iré otra vez– añadió en un tono que expresaba cuan sinceras eran sus palabras.

Ambos sabíamos que íbamos a morir tarde o temprano, pero sabíamos que sería en varios años más, o al menos ese era nuestro deseo.

–¿Crees en la reencarnación? –me preguntó buscando mis ojos– si muero, me aseguraré de volverte a buscar una y otra vez.

Sus palabras sonaban tan lindas, no pude evitar sentir como mi corazón se aceleraba y sin duda, deseaba creer en la reencarnación para así pasar el resto de mi eternidad a su lado.

...Horas más tarde...

Una vez que llegamos a la casa de su padre, nos adentramos al salón en donde nos acomodamos mientras nuestros hijos jugaban en el jardín de mi suegro, aburridos de la conversación que teníamos los adultos.

No hablábamos de nada relevante en realidad, al menos no calmaba la curiosidad que sentíamos por saber qué era aquello que debía decirnos, casi como si quisiera impacientarnos un poco con conversaciones triviales.

Lo bueno es que al cabo de media hora llegó Titán y obviamente lo integramos en la conversación creyendo que él venía por la misma razón que nosotros, sin embargo, al cabo de un rato soltaron la bomba que nos dejó atónitos.

"Estamos saliendo, llevamos cinco años de relación, así que viviremos juntos" anunció mi suegro sin dejarnos procesar sus palabras.

Yo me centré en aquel "Estamos saliendo" mientras que mi esposo se centró en el "cinco años" tras decirlo en voz alta, prácticamente enmudecido.

Un final feliz [Bl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora