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–No puedo creer que me convencieras de venir.

–¿No es increíble respirar aire puro? –inhaló profundamente– ¿Ver el cielo y las montañas?

–Lo puedo hacer si me asomo por las ventanas de nuestro apartamento.

–Eres increíble. –Bufó, negando con la cabeza.

–Por eso eres mi esposa. –Soltó una risa al ver la expresión de la pelinegra.

Seokjin se encontraba armando la tienda de campaña, nunca antes había ido a acampar pero Haru se las arregló para que aceptara hacerlo por el fin de semana y así ambos pudiesen relajarse un poco de tanto ajetreo. A ellos les gustaba hacer diferentes actividades juntos y aunque estar en contacto con la naturaleza no era algo que le agradara demasiado a Jin, le gustaba probar cosas nuevas en compañía de su esposa.

Se quedó absorto mirándola cuando terminó de armar la tienda. Haru se encontraba observando con mucha fascinación una pequeña ardilla que trepaba un árbol y sonrió porque al verla tan feliz era más que suficiente para hacerlo sentir de igual forma, rápidamente sacó su móvil del bolsillo y le tomó una foto.

Tenía demasiadas de ella distraída y disfrutando de los pequeños detalles en su día a día, las atesoraba.

Los dos se sentaron en unas sillas frente a la fogata, pronto iba a anochecer y estaban entrando en invierno así que necesitaban mantenerse calentitos. Haru sacó los malvaviscos del paquete para ponerlos junto al fuego. Jin había empacado mucha comida y sobre todo cosas dulces a pedido de la pelinegra, de seguro mucho de eso sobraría pero luego podían pasar por casa de Namjoon y compartir.

Él le dio un trago a su cerveza y se mantuvo mirándola con atención, su rostro se iluminaba levemente por las llamas. Una pesadez se instaló en su pecho al pensar que en cualquier momento ya no estaría a su lado, que cada momento que pasaban juntos era muy valioso y no podían desperdiciarlos porque podía ser el último.

–No me mires así. No me mires como si fueras a perderme, por favor.

Haru ni se giró en su dirección, se mantuvo concentrada en que los malvaviscos no se quemaran y Jin fue consciente de aquellas palabras dichas por su esposa no en un tono de regaño, más bien fueron expresadas con una tranquilidad que a veces a él le costaba tener. Solía despertarse en plena madrugada porque los pensamientos sobre la enfermedad de Haru no lo dejaban en paz, realmente tenía miedo pero se sentía mal la gran mayor parte del tiempo porque ella ya parecía haberlo aceptado con tanta valentía cuando él aún no podía.

–Eso huele delicioso.

Ella sonrió.

–Ya están listos. –Le tendió uno de los palitos repleto de malvaviscos y se acomodó a su lado sosteniendo el suyo, pasó su brazo por debajo del de Jin entrelazando sus manos mientras soplaba antes de dar el primer mordisco.

–¿Te imaginas que aparezca un oso?

–Jin...

–¿O un jaguar?

–Aquí no hay ese tipo de animales. –Rió, codeándolo por sus ocurrencias.



Haru.

Como día de primavera.

Ella comparaba su vida con los pétalos de la flor de cerezo al desprenderse, como caían lentamente balanceándose en el aire en una danza hacia su destino.

Por eso no le importaba a donde iría al morir, solo le importaba irse con la dicha de haber tenido una buena vida y haberle demostrado a las personas a su alrededor lo mucho que las apreciaba, antes de su último suspiro.



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:')

Gracias por leer♡

BY MY SIDE (DANGER) »KSJ;PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora