Onceava parte

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Todo era, mami, mami, mami, mami chefsito; ¿En que momento había dejado de ser el favorito y único de sus cachorros?. y aunque quisiera estarlo, no se encontraba en los mas mínimo celoso; es mas, su lobo se orgullecía cada vez que los pequeños llamaban mami al omega.

después del incidente en el gimnasio empezó a desesperarse por un poco de la atención del omega, había dejado de lado sus inseguridades para tratar de hacer a ese muchachito su sumiso.

Había comenzado por despertarse unos minutos mas temprano de lo que acostumbraba, preparando minuciosamente su atuendo para ejercitarse: una musculosa que remarcaba deliciosamente sus músculos y unos shorts bastante ajustados. Quería presumir sus mejores atributos por lo que, colocando su ajustado boxer de forma minuciosa, se dirigió a su gimnasio personal.

Quería que el omega viera lo que tenia, presumir y hacerle rogar por su nudo, ¿que podia salir mal?.

La casa estaba obscura y el omega todavía no se había despertado, haría su rutina tranquilamente y trataría de sudar lo mas posible; abrillantaría sus bonitos músculos y de paso liberaría unas cuantas feromonas alfa para el placer del muchacho.

había calculado todo fríamente.

Había escuchado ruidos en la planta alta, probablemente el omega despertándose para alimentar a sus cachorros, y acertó, escucho la bella voz Catarina cantar desde la cocina. Se aseguro de verse cansado y sudoroso, con un aspecto sensual y varonil. Realmente quería a ese mocoso en su cama, quito su playera y la acomodo alrededor de su cuello, se veía sexy.

El omega cantaba totalmente distraído, moviendo sus caderas sensualmente, el alfa no pudo evitar morderse el labio al ver como el culo gordo rebotaba, quería lanzarse a su pequeña presa, mas debía esperar. Hacerle rogar. Con voz lenta y grave hablo:

-Buenos días, Louis.

-¡Oh!, señor Styles.- exclamo asustado, soltando un gemido necesitado al ver a su jefe.

-¿Podrías prepararme mi proteína, por favor, lindo?.- estaba siendo coqueto, sentía que volvía a la preparatoria, el chef asintió ido: olía demasiado dulce.

El chiquillo preparo su batido de forma impecable, siendo nervioso y torpe en algunos de sus movimientos. Su entrada ya estaba lubricando por el hombre a unos pocos metros de si y bien sabia que el otro hombre podia olerlo. Escucho un gruñido ahogado a sus espaldas, su lubricante empezaba a chorrear por sus piernas, su short estaba empapado.

Estando de espaldas, el hombre le tomo por la cintura, volteándolo bruscamente- mas sin lastimarle-, y comenzó a olfatearle. Los altos gemidos del mas pequeño resonaban en el silencio de la casa.

-Por favor, Por favor señor.- no tenia ni idea de que era lo que estaba rogando, a este punto no le importaba, tomaría lo que le dieran.

El dominante comenzó un beso hambriento y necesitado, atacando la boca ajena con su lengua, el muchachito no dejaba de gemir; mientras un dedo travieso tocaba su entrada por encima de su short, No dejaba de restregarse en el hombre mayor. quien lo miraba con una mirada alfa esplendida.

Cuando por fin el alfa decidió darle su alivio, rompió sus shorts y sus bragas, metiéndole tres dedos de un solo golpe, apenas había terminado; el omega castaño se corrió fuertemente sobre su ropa, mientras que su entrada expulsaba las ultimas gotas de lubricante que le quedaban, derramándolas sobre los dedos de su acompañante.

Harry miraba a Louis fijamente mientras se introducia el liquido en la boca, saboreando el dulce sabor, Tomlinson gimio agudamente; el rizado se alejo agilmente, empujandolo suavemente mientras le daba una plamada en el trasero.

-Ve a cambiarte, no queremos que los niños vean como papi destruye a su mami, ¿o si?.- le dijo en un tono obscuro y desinteresado.

Con las piernas temblorosas y húmedas, camino hasta su habitacion, bañandose y cambiando su ropa.

-¡Mama!, ¡Quiero comer contigo!.

-¡Quiero que me des de comer, como bebe!.

cucina dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora