Diecisieteava parte

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El omega lloraba fuera de la habitación de hospital, su hermana le odiaba.

Era un jodido egoísta

Y apenas volvía, su padre estaba enfermo y sus hermanos molestos con el; la única que le había recibido con los brazos abiertos había sido su madre.

Harry le abrazaba y le trataba de consolar, arrullándole.

-Shhh, amor, tranquilo.

Le besaba las mejillas y le envolvía con su olor masculino y almizclado, era simplemente delicioso y lo tenía dopado.

Simplemente no podía recordar cuando cayó dormido en los brazos de su jefe.

Carlo, charlotte, Frederich y Andersen, salieron de la habitación mientras le dedicaban miradas furtivas a la pareja.

-oi, ¿Realmente eres el alfa de Louis?. - preguntó el mayor, Andersen.

-Asi es.

-Non poteva nemmeno ottenere un alfa italiano.

-Ha portato una schifezza inglese.- escupió Lottie con veneno.

-Questa merda inglese capisce tutto, imbecilli senza educazione.- gruñó Harry en su defensa.

Los tres alfas se miraron sorprendidos los unos con los otros.

-Me llevaré a mi esposo de aquí, hemos tenido un día agotador.

Y aunque cargaba a un hombre en sus brazos, caminaba con total elegancia y sin una pizca de inseguridad.

🧑‍🍳

Los niños correteaban en el patio trasero de la pintoresca casita que pertenecía a los padres de Louis.

-Nonna, ¿Por que aquí no tenemos piscina?.

-Porque no tenía nietos con quien compartirla.

-Ahora nos tienes a nosotros, nonna.

Los niños corrían felizmente, sin darse cuenta de lo conmovida y feliz que se encontraba la abuela.

Cada cierto tiempo, alguno de los niños se le acercaba a la mujer y le daba alguna muestra de afecto a la señora quien tejía suéteres para sus nietos.

Todos los niños jugaban fútbol a la espera de sus padres, ansiosos por enseñarles las nuevas cosas que habían aprendido y hecho en un solo día.

El característico sonido del temporizador de la abuela sonó: la pizza estaba lista.

-¡Niños!, la pizza está lista.

Se formaron desde la más pequeña hasta el mayor, formados cual soldaditos; la Nonna les ayudaba a lavarse las manos y después se dirigían uno a uno hasta el comedor, donde se ayudaban unos a otros para subir y sentarse a la espera del majar que se les había preparado.

La puerta se abrió y desde el arco que atravesaba el comedor, pudieron ver como su padre cargaba en brazos a su madre, quien dormía plácidamente.

Los tres mayores se apresuraron a llegar a la habitación, despejando todo para que su madre pudiera descansar cómodamente.

Su padre les agradeció a cada uno con un dulce beso en la sien y les pidió retirarse.

Ellos estaban bien.

Lean thin white lies

Procede a desaparecer *again*

cucina dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora