Parte veintinueve

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La piel de Louis estaba erizada, mientras el alfa le susurraba sucias palabras al oído. Todo lo que le haría en cuanto llegaran a casa.

-te vas a portar como la linda mami que eres, vas a darles las buenas noches a los cachorros mientras yo alisto nuestra habitación para follarte.

Un gemido escapó estruendoso de su boca mientras sentía el lubricante chorrear por sus piernas y mojar su vestido.

-Necesito llenarte, que sepas quien es tu dueño.-Harry abusaba de sus muslos, maltratándolos con apretones y ligeros rasguños. El claramente se dejaba. Estaba machando lo caros asientos de cuero con su lubricante, claramente a Harry no le importaba en lo más mínimo.

El alfa tiraba de la cadenita que colgaba de su muslo, mientras su mano viajaba hacia las bragas del muchacho para jugar un poco con la cordura del ya mencionado; jugo un poco con el agujero chorreante del omega, quien gemía y rogaba por algo que lo llenara.

-Mírate, ¿que dirían tus empleados al ver a su dominante jefe gemir como una perra?.

Solo recibió un gemido en respuesta.

-mi pequeña puta exitosa, papi te recompensará en casa, mi amor.

El trayecto se estaba haciendo increíblemente largo para ambos, quienes estaban necesitados por llegar a su hogar y satisfacer sus necesidades. Pronto llegaron a su destino, el dominante abrió la puerta para su pareja, quien bajó listo para besar a sus cachorros.

Los niños se encontraban ya dormidos, por lo que Louis solamente fue a besarlos mientras Harry agradeció a su hermana por todo y la despidió. Rápidamente se apresuró a su habitación dejándose únicamente en bóxer en lo que el omega llegaba.

Dos toques irrumpieron cualquier tipo de acción sexual

-¡Mamá!, soñé feo

cucina dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora