Parte treinta y dos

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El muchacho en su regazo le llenó de besos y cariñosos mimos en la cara, mientras el se dedicaba olfatearle.

-Bebé, tengo una sorpresa.

La cara sorprendida de Louis le encantó, por lo que dejando un corto beso en los labios de su pareja, decidió levantarle cuidadosamente; tomándolo de la suave mano.

Lo guió por el extenso pasillo que les llevaba hasta la parte trasera, mientras sentía como los nervios le revolvían el estómago y le hacían las manos temblar. Poco agradable si se lo preguntan, estaba más que seguro que Louis sabía que se encontraba nervioso.

-Aquí está.- aclaro lo obvio, bajando la mirada hacia sus pies mientras sentía el bermellón subir a sus mejillas. 

Vio la mirada de Louis, un par de zafiros brillantes llenos de emoción. Su niño estaba casi llorando de felicidad.

Unos brazos delgados le rodearon mientras sentía besos salpicarle la cara.

-Te amo, Harry.

El calor que le invadió al saber que los sentimientos eran mutuos se sentía indescriptible. Estaba haciendo lo correcto.

-Por acá, amor.

Le llevo hasta la mesa con una mano apoyada en la espalda, al llegar le saco la silla y le ofreció el asiento.

Tomo los ramos, creando una pequeña inclinación para poderle ofrecer las flores al muchacho.

-Para ti, muñeco.- le besó el pómulo sonrojado.

Levantó la cápsula para mostrarle la comida al muchacho quien sonreía cada vez más fuertemente.

El mismo se sentó y ambos comenzaron a comer, el ligero bailecito que hacía Louis al dar bocados le llenaban de ternura. Conforme la noche pasaba, más seguro estaba de pedirle matrimonio.

La conversación fluía y ambos reían, Harry le instaba a hablar mientras que Louis hablaba de su día y como había sido todo en el restaurante y en el spa. Le enseño su manicura.

-Mira papi, del color de tus ojos.

Una risita tonta y un sonrojo se apoderaron de él.  La conversación giró hacia el y su día, el haber salido temprano del trabajo para poder haber hecho todo para la cita. Contarle como fue que casi se cae para poner las luces de hada, anécdota que tuvo a Louis carcajeando por varios minutos.

Después de haber entrado en confianza decidió que hora de hacerlo.

Ambos estaban callados, por lo que fue el momento perfecto para tomar la cajita, abrirla y ponerla sobre la mesa.

-Louis, te has convertido en todo para mis hijos y para mi, junto con tu comida llena de amor nos trajiste felicidad y mucho más, por mucho tiempo tuve miedo de una relación amorosa, miedo de salir lastimando a mis hijos al tratar de llenar ese vacío; pero tu tomaste el paquete completo, los amas a ellos y me amas a mi. Te amo no solo por que nos amaste en un momento obscuro si no por que se que no volveremos a caer contigo aquí, y con esto estoy seguro de tenerte como mi pareja; eres mi lugar seguro.- para este punto Louis ya se encontraba llorando.

-¿Me harías el honor de ser tu esposo?.- y se arrodillo mientras decía esto.

El omega lloraba de felicidad mientras le abrazaba.

-¡Si, si , si!.




Fin

Acabe faltan los extrassss

cucina dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora