Parte treinta y uno

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La casa se sentía extraña sin sus hijos al rededor merodeando, jugando o gritando; más al menos llevaría a cabo su plan, lo había discutido con su almohada y estaba seguro de algo: quería casarse con Louis.

Simplemente había conocido a su alma gemela y quería gritárselo a todo mundo, por lo que su plan para seducir a Louis para tener sexo intenso pasó a segundo plano, lo haría; pero luego.

Se encargó de decorar el roble que se encontraba en el patio de atrás, puesto que quería hacer la propuesta privada y romántica, tal cual como le gustaban a su novio. Quien gracias a su personalidad algo tímida e introvertida prefería y valoraba aun más las cosas que se quedaban únicamente entre ellos dos.

Decoro cada área estratégicamente, checando la iluminación causada por las luces que con mucho trabajo había colgado en el árbol, se cercioró de comprar las flores favoritas de Louis comprándole el ramo más grande que había; por momentos, pensó en cocinar por si mismo la cena, más planteándose situaciones de tiempo y con algunas cosas por hacer, decidió que lo mejor sería pedir take out del restaurante favorito de su ojalá futuro prometido.

Saco esa vajilla vieja que solo utilizaban para cenas grandes como navidad o acción de Gracias, termino de decorar la mesa que había sacado la inspiración de Pinterest — denle un respiro, lo suyo no era la decoración y necesitaba que fuera perfecto — y comenzó a escoger su vestimenta.

Louis llegaría en un rato más del salón de belleza — del que estratégicamente le mando para consentirle mientras preparaba todo —, por lo que tendría todo el tiempo para prepararse sin prisas.

15 minutos después, un afeitado y exfoliado Harry salía de bañarse, tomando la crema corporal favorita de su pareja, mientras se dedicaba religiosamente a verse perfecto para la ocasión.

Mientras peleaba con su melena, decidió pedir la comida sabiendo que su pareja llegaría relativamente pronto, pues una foto de las uñas recién hechas de su novio y un "llegaré pronto a casa, papi" fueron enviados a su teléfono. Tal vez podrían tener sexo de celebración si es que todo salía de acuerdo al plan.

El timbre de la inmensa casa sonó, mientras bajaba las escaleras con una rapidez impresionante, miró por la mirilla y le abrió al repartidor; unos cuantos minutos después, se encontraba una gran bolsa de comida en sus manos y unos cuantos euros menos.

Emplato la comida, poniéndoles una especie de cápsulas de cristal para evitar que se enfriasen o que les cayera alguna clase de insecto al estar en el exterior.

Y solo quedaba esperar a que llegara su omega.

Los pocos minutos que pasaron fueron una total agonía para el, en la que el estar solo con sus pensamientos le dio el tiempo suficiente para sobre pensar hasta la más mínima interacción que había tenido con su novio recientemente.

"¿Y si solo quiere una relación a base de sexo?"

"¿Que pasará con los niños si dice que no?"

"¿Estaré apresurándome?"

"¿Que pasara si-

Todo lo malo se esfumo al oír un par de piececitos cubiertos por tacones repiquetear en el suelo, una bonita silueta cubierta por un vestido blanco. El muchacho corrió hacia el, sentándose en su regazo y comenzando a llenarlo de besos.

— Hola, mi amor.

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