Prologo

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Ed Stark el señor de Invernalia tomó la cesta entre sus brazos y la descubrió, se quedó atónito. Tras las telas blancas una niña que no superaba el mes de nacida dormía tranquilamente, como si el frió no le hiciera mella a su cuerpo. Miró a ambos lados en el bosque, bajo el árbol de los antiguos dioses. ¿Quien habría dejado esa pequeña criatura allí? Sería un poco mas pequeña que Robb y Jon, que ninguno superaba los tres años de edad.
Se preguntó que haría con la niña, una y otra vez. La reacción de su esposa, de sus hijos, de toda Invernalia, necesitaba la opinión de su maestre pero entrar con la niña en brazos al castillo significaba un riesgo.
Volvió a mirarla y ahora la pequeña niña había abierto los ojos y lo miraba de una forma que le robó el aliento. Definitivamente nunca había visto unos ojos de un azul tan puro y claro, ¿De que color seria su cabello?
La sacó de su canasta y la levantó, la niña bostezo cuando la sostuvo en alto y sus pequeños párpados volvieron a pesarle. Eddard Stark sonrió ante la ternura del gesto.
-¿Ed?
Se giró rápidamente y la niña abrió los ojos de par en par y amenazó con llorar. Catelyn lo observaba temerosa, con la misma cara de cuando había traído a Jon a Invernalia.
-Estaba aquí. -Se explicó rápidamente. -Debajo del árbol.
Se notó como el rostro de Catelyn perdía la gravedad y se relajaba.
-¿Sola?
Ed asintió y volvió a mirarla, ahora miraba a su esposa.
Catelyn caminó hacia la canasta y revolvió dentro de ella y sacó un papel doblado y sellado con lacre. Ninguno de los dos reconoció la insignia, un dragón en medio de un valle helado.
Catelyn rompió el lacre y leyó en silencio. Ed pudo apreciar como sus ojos se agrandaban del asombro a medida que iba leyendo.
Queridos señores o vasallos, quien sea que haya tenido el alma bondadosa de recoger a mi hija. No quiero que me vean como una mala madre, probablemente, cuando ustedes estén leyendo esta carta, yo ya habré muerto. Os quería informar de la situación de mi hija. Ante ustedes se encuentra la ultima de los Icellers, la ultima del mito que ha corrido por los siete reinos y más allá del muro. Tenia que ocultarla sino ella moría también, por favor, en cuanto ella tenga ya edad, diganle que es la ultima Icellers, dinastía poderosa, que un tiempo fue la que dirigía los siete reinos, hasta que el fuego llegó. Diganle que ella es Raeghara Icellers, reina del valle congelado y de los dragones blancos. Cuidela por favor. Desde lo mas alto, veré como mi niña vuelve a construir nuestro imperio helado.
Ytella.
Ambos se miraron y Catelyn sacó otro objeto de la canasta.
Un huevo de dragón blanco.

La ultima reina del hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora