Doce días. Doce días desde que había tomado ese papel escrito y su vida se había arruinado.
Doce días en los que no había salido de esa habitación, doce días sin comer solo tomar agua, doce días encerrado allí, mirando el crepitar el fuego y leer y leer esa maldita carta, tratando de despertar de aquella pesadilla.
Había mandado a matar a la esclava, se había tratado de algo rápido, ni siquiera había hablando con ella, se cruzaron y ella lo besó.
Maldito sea el destino por poner a la mujer amada ante esa situación.
Maldito sea el dolor que sentía en lo profundo de su cuerpo, no podía moverse o sentiría que se moría de la angustia.
Trataba de recordar las ultimas palabras que se habían dicho pero no podía, trataba de recordar la ultima expresión en su rostro.
Tenis miedo de olvidar la forma de sus ojos, labios, cara. De la suavidad de su piel. Sentía que no podía vivir sin aquello.
En ese momento, quería morir.
Pero no podía, había algo en su interior que lo instaba a seguir. La amaba con la ferocidad del fuego, en su corazón estaba su marca de hielo. No iba a dejarla ir tan fácil, la seguiría allá donde el viento sople tan fuerte que ensordecía, a donde el frío congele los huesos de un humano.
La.seguiría, y la encontraría.
Porque ella era suya, porque el era de ella, y decían, que las grandes historias de amor, jamas terminaban.CONTINUARA.
Nota de autor.
Muchas gracias a quienes me acompañaron en esta iniciación!!! Estoy muy contenta con los resultados, y ya pronto publicare la primera parte de la segunda obra.
Espero que también les gusté! Me gustaría recibir comentarios así poder mejorar yo misma.
Un beso!!!!