La mesa estaba compuesta por la Targaryen, Daario Naharis, sir Barristan y sir Jorah, su hermana y a su lado su esposo.
Parecía una cena normal, los hermanos Naharis se la pasaban haciendo bromas.
Arya no conocía a nadie, habían sido presentada segundo antes de sentarse.
-¿No tienes hambre, Arya? - Le preguntó su hermana con gesto preocupado. Todas las miradas se centraron en ella.
-No, Rae.
-Si vas a pelear con nuestras tropas tienes que estar bien alimentada - Dijo Daario y se llevó una pata de pollo a la boca. - Tu hermana nos contó de que eres buena con la espada y el arco.
Arya asintió, orgullosa de que su hermana hablara de ella.
-Arya sobrevivió sola mucho tiempo, y eso es gracias a la...
Arya, desonrentiada subió la vista. ¿Por que su hermana no había concluido la oración?
Estaba muy quieta sentada en su silla, con los ojos totalmente blancos. Ella se paró tan rápido y bruscamente que la silla de madera cayó hacia atrás y produjo un sonido seco contra el piso.
-¿¡Que le sucede!?
No podía perderla ahora que la había encontrado. Sir Jorah la detuvo antes de que ella corriera a despertar a su hermana.
Todos la miraban expectantes y no hacían nada.
-¡¡¡Que alguien la ayude!!!
En un suspiro, como quien sale de las profundidades del mar, su hermana volvió a la normalidad.
-Stannis Baratheon esta aquí.
Dijo.
-Se ha venido a reunir con el banco de hierro.
Sir Barristan y Sir Jorah se miraron.
-Él es el único rey legítimo, Tommen no es mas que un bastardo.
-Hay una mujer con él - Siguió agregando - Va toda de roja.
-¿Su esposa?
-No lo sé.
-Es la mujer roja - Dijo Arya.
-¿Quien es?
-Es una bruja que adora al dios de la luz.
-¿Como la conoces?
-Porque secuestro a Gendry, mi amigo.
-La vamos a secuestrar - Dijo Daenerys - Y si es tan importante para Stannis Baratheon, tendrá que unirse a mi causa si la quiere de vuelta.