Daenerys miró por la ventanilla de la habitación en donde se reunían para planear estrategias. Algo iba mal.
El viento se había alterado, de repente hacia frío.
-¿Sucede algo, Khaalesi?
-Algo esta pasando...
-¿Que es?
Daario Naharis se ubicó a su lado.
Ambos vieron como la gran bestia blanca se levantaba sobre los arboles y rugia enloquecido. Empezó a arrancar arboles y a congelarlos en el aire.
Daenerys se acercó a la ventana. Una capa de hielo se iba extendiendo por la hierba haciéndola blanca. El dragón parecía poseído. No dejaba de rugir y arrancar arboles. Hasta que lo comprendió.
-Raeghara - Susurró y salió corriendo hacia el bosque.
Los demás que no entendían la siguieron confundidos.
Daenerys cruzó el bosque rompiendo la escarcha que se había formado, y en aquel remanso donde solía ir con Daario, estaba Raeghara, removiéndose en el piso, agarrándose la garganta como si alguien la estuviera asfixiando.
Corrió hacia ella antes de que Jorah la detuviese. Detrás iba Nicolkask y uno de los inmaculados.
El ultimo llegó primero y al arrodillarse quebró el hielo, tomó a Raeghara entre los brazos para zarandearla.
Tenia los ojos blancos, como dados vueltas y murmuraba algún idioma extraño, gritaba, se tocaba la garganta.
El inmaculado la zarandeó con mas fuerza pero no fue capaz de hacerla volver.
Nicolkask lo remplazó. Empezó por murmurar su nombre, luego por gritarlo, ella no regresaba, cada vez se movía mas y alzaba la voz para pronunciar ese idioma extraño.
Le tomó las cara entre las manos.
-¡Raeghara vuelve a mi! - Bramó.
Daenerys se quedó petrificada con lo que sucedió luego. Sir Barristan la tome del codo para alejarla, pero ella se resistió.
Los ojos de Raeghara se tornaron totalmente azules, no se trataba de solo el iris. Todo el ojo en su totalidad. Su rostros empezó a cubrirse de escarcha al igual que las partes desnudas de su cuerpo.
Tomó a Nicolkask del cuello y pronunció un sonido escalofriante, un bramido oscuro y bajo que le llegó al alma, tenia miedo.
Nicolkask quedó paralizado. Esa no era Raeghara, esa era una criatura oscura y sin vida. Estaba muerta, ningún vivo podía estar tan frío. En esos ojos no la veía, sino, veía la furia misma, el hambre, la necesidad de sangre.
Pero sabia que ella estaba allí, debajo de todo.
-Raeghara, vuelve a mi - Volvió a pronunciar en un sonido bajo.
La criatura que estaba ahorcándolo se desvaneció. De a poco la piel pálida de ella empezó a aparecer de nuevo, sus ojos también. Ella volvió, tomó aire como si hubiera estado mucho tiempo bajo el agua y no podía respirar.
Se llevó las manos temblorosas a la garganta, los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Alguien me estaba hablando...
Nicolkask siseo, si el se demostraba asustado por lo que acababa de pasar, ella se diría a si misma monstruo. La pegó a su pecho y le besó la coronilla.
-Ya todo ha pasado...
-Quería matarme.
Sintió como las lágrimas de ellas le empapaban el pecho.
-Nadie te hará daño, ya he llegado, ya estoy aquí.
-Tenia frío. - Sollozó.
Él sabia que aquello era alarmante, ella no sentía el frío. Miró a Daenerys, que estaba igual de espantada que él.
-Ya no mas - Volvió a decir y pegó sus labios a su cabello.
Temblaba entre sus brazos, lloraba, estaba helada y tenia miedo de si misma. Nicolkask maldijo para sus adentros. ¿Que era ella? La levantó. Tenia que calentarla con algo.
-Barristan prenda un fuego, necesitamos calentarla.