Desconocidos

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Kaleshe se posó detrás de mi y rugió con todas sus fuerzas. Los pajaros volaron, y los caballos de los tipos se pararon sobre sus ancas y relincharon. Dos de ellos salieron despavoridos a la infinidad del bosque pero los hombres no parecían reaccionar, hasta el que tenia ojos negros se alejó varios pasos, lo que permitió que Keleshe se parara como protector delante de mi cuerpo. Agradecí de que haya crecido tanto en las ultimas semanas.
El primero en sacar su espada fue el de la cicatriz en el rostro, pero en cuanto quiso estocar a mi dragón, Keleshe se la congelo y la mordió, la espada se convirtió ahora en pequeños pedazos filosos que le lastimó toda la mano al tipo.
-No se acerquen, si hacen un paso los congelara y los destruirá - Habló el que mas se había acercado. -Es a quien estábamos buscando.
¿Que?
-Lady Raeghara Iceller, fui mandado por la reina Daenerys Targaryen, para llevarla a ella.
-¿Y porque confiar en usted?
Me dedicó una media sonrisa, y a pesar de Keleshe dio varios pasos hacia mi.
-Su dragón no me permitirá ni siquiera tocarla, mi Lady.
Tenía razón, uno que se propasara y tenga malas intenciones y Keleshe lo destruiría.
Toqué a Keleshe por la espalda y se tranquilizó, voló de nuevo sobre los pinos, tal vez en busca de una nueva presa.
-Permitame guiarla.
-¿Como lo sabía?
-La noticias vuelan, mi Lady.
Otra sonrisa mas, sentí como un ardor desconocido recorría mi cuerpo, mis rodillas amenazaron con dejarme caer. Era el miedo.
Dos de los hombres le reclamaron y el tipo no les prestó atención. Montó su gran alazán y me invitó a hacer lo mismo.
Mi caballo se revolvió un poco antes de salir al lado de ese hombre.
-¿Cual es tu nombre? - Le pregunté colocándome a su lado.
Le sonrió al horizonte. Admiré sus rasgos. Mandíbula cuadrada, nariz recta pero no demasiado grande, lo que le proporcionaba un perfil de estatua romana.
-Nicolkask Naharis.
-Nunca había escuchado ese apellido.
-Tal vez porque no eres de por aquí.
Me quedé callada.
-Tenemos dos semanas para Yunkai. ¿Estas preparada para cabalgar sin parar?
-He cabalgado sin parar desde invernalia al puerto del Poniente.
Sonrió, pero esta vez a mi, con su mirada me recorrió el torso y se detuvo por segundos en mi escote.
-Es la primera vez que escolto a una Lady.
-Es la primera vez que me dejo guiar por un bandido.
Su sonrisa se agrandó, sus ojos negros se llenaron de algo que no supe descifrar.
-Nuestra primera parada será dentro de una semana. Prepara tus piernas, mi Lady.
Azuzó su caballo y alteró al mío al empezar a galopar.
Admire como los músculos de su espalda se contraían y se relajaban con cada movimiento, de nuevo el hormigueo recorrió mi cuerpo y no sabia porqué. ¿Y si me mentía? No podía ser posible, sabia que tenia jn dragón y que lo destrozaría si yo lo ordenaba. Quería saber que pasarían las próximas dos semanas junto a ese tipo, parecía ser el único que sabia hablar mi lengua. El resto se limitaba a comunicarse con el lenguaje gutural anterior.
Kaleshe se posó a mi lado, aun volando, y gruño. A mi lado, mirándome de una forma repugnante, estaba el tipo que había propuesto violarme.
-Espera que tu dragón se distraiga y ya verás - Me dijo en un inglés primitivo y siguió a su jefe.
Se me puso la piel de gallina, pero esta vez si por miedo.
-No se preocupe, mi Lady, él la toca y yo me encargaré de sacarle el corazón.
Ahora me hablaba un hombre mas mayor que el resto. Había muchas diferencias entre él y los demás. Por ejemplo el era rubio, y tenia un parche en el ojo, y hablaba ingles de forma fluida.
-Gracias - Murmuré sin saber decir otra cosa.
-Sé como se siente. Todo es muy diferente aquí, pero se acostumbrara.
-¿De donde era?
-De alto jardín, mi lady.
-¿Y que hace aquí?
Suspiró antes de responder.
-Decidí de que era demasiado joven para morir, le gane en un combate a la montaña.
Abrí el ojo de par en par. Lo que había escuchado de la montaña no era nada bueno.
-Entonces escapé de él. No quería que mi carrera terminara tan pronto. Aquí estoy, sirviendo a los hermanos Naharis.
-¿Hace cuanto tiempo?
Se tardó unos minutos antes de responder.
-Lo suficiente como para entregar mi vida por ellos.

La ultima reina del hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora