Nicolkask la observó una vez mas.
Montada elegantemente en el potro alazán que él le había obsequiado. Era toda una dama. Hasta sostenía las riendas con clase.
Había creído que no iba a aceptar su regalo y que lo despreciaría, pero en cuanto se presentó a ella con el animal, vio como sus ojos azules se iluminaron. Le agradeció con un tímido beso en la mejilla. A demás, le había permitido cabalgar a su lado hacia Mereens, honor que solo la khaalesi tenia si se trataba de otra reina.
Quería fijar fecha para la boda lo mas rápido posible, antes de que ella se arrepintiera. Aun él no sabia porque había accedido.
El sol brillaba con fuerza, la nieve se había derretido en su totalidad.
Así era el clima en los Nueve estados libres, el frio duraba muy poco. Ella era una criatura del frío, y lo notaba, su piel pálida estaba empezando a ponerse roja, finas gotas de sudor caían por sus sienes, su respiración estaba alterada. A demás su dragón lucía agitado.
En cambio él, no lo afectaba lo mas mínimo, es mas, en las nevadas lo ponía de mal humor tener que usar pantalones y camisas de cuero que cubran todo su cuerpo, y además capas incomodas que le hacían los movimientos mas torpes. Prefería las pecheras, y los pantalones ligeros de fibras.
La fila entera se detuvo, a lo lejos vio al primer niño muerto que señalaba hacia Mereen.
-¿Que sucede? - Murmuró ella, e hizo ademán de adelantarse.
Él la tomó del antebrazo, sabiendo que una joven como ella no aguantaría la imagen de esos niños muertos, con una mano clavada en la madera.
-Puede ser peligroso - Mintió él. Sus ojos azules se clavaron en los oscuros de Nicolkask.
-¿Y por que no vas tú?
-Porque me voy a quedar aquí, por si llega a ser algo malo.
Raeghara le sonrió.
-Tengo un dragón para protegerme.
-Que se esta por derretir.
Ella frunció el ceño.
-El hielo nunca muere.
-¿Que?
La tropa volvió a avanzar. Nicolkask la soltó.
-¿Que sucederá cuando lleguemos?
-Daenerys liberara los esclavos del pueblo y continuaremos así hasta liberarlos a todos.
Lució pensativa unos segundos.
-¿Y luego el Poniente?
Asintió.
-¿Conoces el Poniente?
Negó.
-¿Has viajado en barco alguna vez?
Negó.
-¿No temes?
Negó.
-¿Que sucederá cuando me dirija hacia mas allá del muro?
-Se supone que ya vamos a estar casados, así que iré contigo.
-¿Por que dejarías todo por mi? Apenas me conoces.
Apenas te conozco pero me tienes en tus manos.
-Porque tienes algo que me hace querer protegerte.
-¿Solo eso?
Quiero que seas mía para siempre.
-A demás quiero conocer lugares nuevos. Nunca salí del verano, supongo que un poco de invierno no me vendría mal.
-¿Sabes que hay mas allá del muro?
-Cosas.
-Si cosas, muertos vivientes, gigantes y cosas peores.
Nicolkask sonrió a medias.
-¿Pretendes atemorizarme?
-Me dijiste que no le temias a nada.
Le sonrió y levantó una ceja al mismo tiempo. Si tanta distancia no los habría separado, la habría besado allí mismo.
-No juegues con fuego, Raeghara.
Las ojos de ellas ahora estaban mas oscuros de lo usual. Tuvo que tragar antes de hablar.
-No sé jugar con fuego.
Nicolkask enseguida captó el doble sentido de la palabra.
-Puedo enseñarte, ¿O temes a derretirte, mi princesa?
-Aunque el hielo se derrita, vuelve a congelarse.
Nicolkask observó la manera en que sus ondas rojizas caían sobre sus hombros y cubrían sus pechos. Se la imaginó desnuda, una vez mas. Su virilidad reaccionó y se obligó a si mismo a pensar en algo trágico para calmarse.
-Nicolkask - Lo llamó segundos luego, y el autocontrol de él pendía por un fino hilo. Que pronunciara su nombre con su acento de extranjera ya la consideraba una de sus debilidades -¿Alguna vez te has puesto a pensar que tu eres fuego y yo hielo? ¿Yo invierno, tú verano? ¿Tu el sol y yo la luna?
-Ya he tomado una decisión, mi princesa. Y si debo congelarme para que seas mía frente a los dioses y frente a todos, no me importa.
Raeghara sonrió, tal vez nunca encontraría un hombre que aceptara ir con ella mas allá del muro y enfrentarse a criaturas que todos daban por extintas. Pero dudaba que Nicolkask tuviera una idea de lo que realmente se encontraría cuando ellos estuviesen allí.