XXVI

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La tenia sentada entre sus piernas contemplando el fuego en la oscuridad. La habitación tenia todas las ventanas cerradas, solo se oía el crepitar del fuego.
La abrazaba por detrás para que ella sepa que el estaba protegiéndola. Se culpaba a si mismo por haberla dejado sola, aunque no estaba seguro de lo que realmente habría pasado con ella.
-Estaba todo blanco... Una sombra me llamaba y me asfixiaba...
-¿Empezó de la nada?
Asintió.
-Tenia miedo.
-Estoy aquí ahora, no tienes que temer.
-No te vayas esta noche... Quedate.
-No tenia pensado irme a ningún lado.
Se hizo un silencio y el supo en lo que estaba pensando.
-¿Ya no te quieres casar conmigo?
-Nos casaremos esta misma noche si tú crees que por lo que sucedió voy a cambiar de opinión.
-¿Que te hice?
¿Como le iba a explicar que se volvió de hielo y que en sus ojos había un vacío azul sediento de sangre? ¿Como le iba a explicar que cuando lo tocó con sus manos heladas sintió como si el corazón se le congelara?
-Me querías ahorcar. Te convertiste en una mujer de hielo y de ojos azules.
No dijo nada hasta unos segundos luego.
-Como una caminante.
-¿Que?
-Como las criaturas de mas allá del muro.
Nicolkask no dijo nada. Si iba a ser su reina debía ser como una de ellos. ¿O no? ¿Que sucedía si ella se convertía en eso y no regresaba jamas?
-¿Que mas veías?
-Una sombra, en la nieve. Me llamaba, me decía "Hija" y que mi reino me esperaba. Pero de su sombra solo se veía una cosa. Sus ojos, eran tan azules que quemaban. Sentía como esa sombra aunque estuviera lejos, me rodeaba tanto que me asfixiaba.
-¿Que sabes de tu familia?
Raeghara lo contempló unos segundos y luego se paró y caminó hacia una pequeña mesa, tomó uno de los pequeños libritos y volvió a el. Se sentó, cruzando las piernas y mirándolo.
- Ramyse tairs karks misyeres kials, lod est fiuata cor. Tantor est werus. "El muro ha sido creado para poner limite entre dos grandes mundos, el de los muertos y el de los vivos" - Repitió luego para que él entendiera. Se trataba del idioma de su tierra.
-Cuentame sobre el muro.
Raeghara lo miró y cerró el libro en su falda.
-Es hielo alto y macizo. Son kilómetros de hielo alto y macizo. En el muro siempre hace frío, el invierno es eterno. Los días de calor, el muro llora. Porque tiene miedo de caer y dejar de proteger al reino.
Sonreí con nostalgia.
-Invernalia era igual... Grandes muros de piedra que nos protegía de aquellos que querían separarnos.
>>Los días de frío solíamos correr dentro del castillo, Robb siempre era en mas rápido pero Jon el mas escurridizo... Y los días de sol... Lo siento, no quería...
-Continua - Le pidió. Sus ojos estaban vivos de nuevo.
-salíamos a cabalgar, yo tenia un pony que me hacia perder todas las carreras. Luego mi padre me regaló un gran corcel blanco, era tan veloz que mis hermanos decían que competir contra mi era injusto.
Y así pasaron la noche, él escuchó cada una de sus historias, admiró como sus ojos se volvían a iluminar, como se reía al contarle lo que hacia la pequeña loba apenas habían encontrado la camada.
Nicolkask esa misma noche puso la fecha de la boda. Seria dentro de dos días.

La ultima reina del hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora