CAPÍTULO LXII

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Pov general

Estaban sentados ya en la mesa. Addison miraba a Callie mientras servía la cena, Carlos no le quitaba la mirada de encima.

-¿Te quedaras mucho tiempo aquí abuelo?

-Solo será un tiempo mi amor. Hay algunas cosas que arreglar. -sonrió mirando a su nieta pero volvió su mirada a la pelirroja frente a él.

-Te enseñare a hacer galletas. -sonrió.

-Claro mi niña. ¿Y Calliope? ¿Hay algo que quieras decirme?

-Si. Hace un tiempo tengo una relación con Addison. Sofia por supuesto ya lo sabe. Y esta de acuerdo.

Lo confesó sin rodeos, ya no quería mentiras ni misterios con respecto a su relación, no había razón para que eso sucederiera.

-Estoy de acuerdo porque mi mamá es feliz y si yo que soy su hija prioriza eso creo que tú abuelo como su papá lo haces igual. ¿No es así? -sonrió.

Callie sonrió antes las palabras tan sabias de su hija.

-No tengo porque oponerme pero ¿por qué me lo ocultaste?

-No te vi hasta hoy y...

-Soy tu padre y siempre te he apoyado, aun cuando he creído que te estás equivocando. Desde hace tiempo note las miradas entre ustedes y me lo negaste.

-Era mi amiga cuando me lo preguntaste, no te mentí. Las cosas se fueron dando, estuvo cuando más la necesite... como siempre. -sonrió hacia Addison quien le devolvió la sonrisa.

-¿Y que paso con Dan?

-¿Qué hay con él?

-¿No había algo ahí?

-No, Dan siempre fue mi amigo, nada más.

Addison decidió hablar.

-Señor Torres, lo mío con Callie es serio, tal vez cometimos errores en el pasado pero hoy es diferente.

-¿Errores? ¿Cuales?

-Papá...

-Errores, las personas los cometemos todo el tiempo.

-No quiero que mi hija sufra, sabes de que hablo. No voy a permitir que alguien más intente jugar con ella. -sentenció.

-Papá por favor.

-No hija, siempre me mantengo al margen por respeto hacia a ti pero es hora de que sepan que tienes a un padre que cuidara de ti y de tu bienestar. ¿Esta mal?

-No señor, me parece perfecto. Es lo que corresponde. Y no, no pienso jugar con ella. Callie sabe que la amo y que mis sentimientos son sinceros. -sonrió.

-Y yo la amo a ella. Esto es real, muy real. -tomo tu mano.

Sofia sonrió esperando la respuesta de su abuelo.

-Bien, apoyo su relación y aunque no hayan pedido mi bendición se las doy, pero doctora Montgomery si usted lastima a mi hija deberá rendirme cuentas. ¿Estamos?

-Estamos señor. Gracias por el voto de confianza. -sonrió.

-Papá ni que fuera una adolescente.

-No lo eres pero tu y mi nieta son mi más grande tesoro y debo cuidarlas. No hago otra cosa que tu como madre no harías.

-Esta bien, gracias. ¿Cenamos?

-Esto huele delicioso, te va a encantar abuelo.

-No lo dudo mi amor. Prometo ya no intentar meter las manos en la cocina.

CAER EN LA TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora