CAPÍTULO XXXIX

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Pov Addison:

Me despertó el sol dandome en el rostro. Voltee junto a mi y vi una hermosa cabellera negra que cubría una parte de la espalda de aquella mujer que alborotaba mis días.

Vi las pequeñas marcas de la noche anterior. Todo había sido tan perfecto. Todo lo era con ella. Mire el reloj y ya casi daba el mediodia. Sentía el cuerpo cansado y como no después de aquella noche tan increíble.

Me acerqué a ella y la abrace, cruce mi brazo por su abdomen y respire su aroma tan delicioso. Deposite un par de besos sobre su espalda y cerré los ojos. Quería que aquel momento fuera eterno.

Ella se removió un poco.

-Que rico despertar así. -coloco su mano encima de la mia.

-¿Cómo dormiste? -pregunte a su oído.

-Muy bien, aún estoy cansada. -rió.

-También yo, fue una noche maravillosa.

-Lo fue. -volteó a verme a los ojos. -Me encantan tus ojos. -rozo su nariz con la mia.

-A mi los tuyos, son tan profundos. -acomode un mechón de su cabello detrás de su oreja.

-¿Quieres desayunar? Puedo hacerte el desayuno.

-¿Si? Tengo hambre. Debemos recuperar energías. -sonreí.

-Yo tengo mucha energía aún. -apretó mi cintura por encima de la sabana.

-¿Ah si? -quite las sabanas que cubría su torso.

-Pero desayunaremos primero. -se cubrió. Y se sentó sobre la cama.

-No. No puedes privarme de ellos, es cruel. -me acerqué a ella y bese su ombro.

-No lo hago pero tienes hambre.

-Pues dame de comer. -ella soltó una pequeña risa.

-Es lo que intento hacer.

-Pues hazlo. -corrí su cabello y bese su cuello.

-Ok. ¿Que quieres? -soltó la sabana que la cubría y se coloco su brassier.

-Por lo pronto que te quites el brassier. -ella rió.

-Addison... creo que tu apetito es otro.

-Si, tú. Me provocas tantas ganas de hacerte el amor. -deje caer la sabana que me cubría a mi y se apoye sobre ella. Respiro agitada.

-Eres insaciable. -se volteó y miro mis senos sin vergüenza alguno.

-Ajá... o ¿qué? ¿Tú no quieres hacerme el amor? ¿Ahora? ¿Aquí? -le coqueteaba con ella.

-Te haría el amor donde fuera. Jamas me cansaría de hacerlo. -acercó su rostro a mi cuello y lo succionó. Me excito al instante.

-Eso dejara marcas. -paso su lengua por mi cuello hasta llegar a mi mentón.

-No me importa, marcame donde quieras, al fin y al cabo soy solo tuya. -sonreí con los ojos cerrados.

Cuando los abrí ella me miraba a los ojos, sus pupilas estaban dilatadas por la excitación.

-Me vuelves loca Montgomery. -me beso sin darme tiempo a responder. Podía sentir su lengua recorrer cada espacio de mi boca, era tan sexy,  tan delicada. Nos separamos cuando necesitamos aire.

-¿Quieres? -baje mi mirada hacia mi pecho y ella sonrió.

-Siempre quiero. -acto seguido tomo mis senos y primero beso uno, succionando con fuerza, sujete su cabello para hacerle entender que aquello me fascinaba.

CAER EN LA TENTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora