21 | Bajo la luna

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Bajo la luz de la luna quedamos abrazados.

—Puedes marcharte, ya estoy mejor —dijo separándose de mí. ¿Qué hacía?

—¿Qué dices?

—Puedes marcharte, ya estoy mejor—dijo alejándose de mí. ¿Qué hacía?

—¿Qué dices?¿Por qué? —pregunte sin entender nada.

—Gracias, pero no quiero seguir lamentándome —respondió tajantemente y se marchó antes de poder responder.

Había salido corriendo por él y me había dejado tirada, bajo la luna. No me lo podía creer. Respire hondo para coger fuerzas y marcharme con algo de dignidad, si es que me quedaba algo. Empecé a caminar, no sabía qué hacer. A la fiesta no podía ir y a casa no me apetecía volver. Camine, sin rumbo. Las estrellas brillaban en lo alto del cielo y en algún momento fueron mi brújula.

Llegué a una playa, me quité los tacones y sumergí mis pies en la arena. Estaba helada. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Desde que Mike se había ido nació un pequeño pinchazo en el corazón. 

Dolía.

Veía el mar desde la distancia, inmenso. Recordé a Ebo y Julie, ellos morirían por el otro. Era un amor inmenso como el mar. Supongo que nosotros no éramos así. ¿Seguí habiendo un nosotros? El pinchazo se intensificó al formular esa pregunta en mi cabeza. Lágrimas recorrieron mi rostro. Cerré los ojos. ¿Qué coño había hecho mal?

—¿Qué coño he hecho mal? —grité hacia el mar. —He salido corriendo por él y me ha dejado aquí sola. —volví a gritar. Un río de lágrimas desembocaba en mi rostro. La brisa cada vez era más arisca y la marea estaba subiendo. Caí en la arena. Observaba la infinidad del mar y el horizonte.

El viento era cada vez más fuerte, soplaba con tanta fuerza que costaba mantenerse derecha y el mar pronto me rozaría. Desde la oscuridad se podían oír susurros, mi corazón se acelero. Miles de oscuros pensamientos azotaron mi mente. Mi respiración se volvió entrecortada, en segundos el susurro se volvió murmullo y después en gritos.

—¡Zoe! —gritaba una voz familiar.

—¿Está ahí? —volvió a sonar.

Me giré para ver quiénes eran.De entre la oscuridad salieron Emma, Julie, Lucas y Olivia

—¿Qué hacéis aquí? —pregunté confundida —¿No estabais de fiesta?.

—Era un muermo —contestó Lucas. Me rodeé con el brazo y las demás se sentaron a mi lado. El pequeño dolor se minimizó.

—¿Qué ha pasado?¿Estás bien?¿Qué haces aquí? —me empezaron a atosigar preguntas.

Julie se acercó

—¿Estás bien? Esa es la pregunta más importante —dijo

—Más o menos —materializar esas palabras me derrumbaron. Ya no había ríos sino cascadas.

Me abrazaron, esa sensación en el pecho disminuyó aun mas.

—Si hace falta le partimos la cara a ese gilipollas —exclamó Emma. Sonreí forzadamente y negué con la cabeza.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Lucas con dulzura. Intenté ordenar mis palabras para responder.

—Me ha-ha de-dejado tirada, todo iba hasta que se ha marchado y me ha dejado ahí. Delante de-de su puerta —mi voz había adquirido un tono algo infantil y de vez en cuando se cortaba al igual que un cerdo en una carnicería.

—Cabrón —soltó Olivia con enfado, tenía razón era un cabrón y de los grandes.

—Tu no pienses en ese gilipollas, tendrás a otro comiéndote el chocho dentro de dos días —dijo Emma. Rei. Nos reímos todas.

El sol no tardaría en nacer de nuevo.Nos levantamos y retrocedimos un par de metros para no ser tragados por el mar. Esa sensación se había vuelto más pequeña, pero era persistente, seguía impasible. Observamos el amanecer, juntos. Cerré los ojos. El viento rozaba mi rostro, la acariciaba como a un pequeño bebe. El mar cantaba una preciosa melodía con sus bruscas olas.

Desde la distancia se podían oír pasos. Pasos acelerados. Alguien corría por la playa. Desde lo lejos se dibujó una silueta.

—¿Quien corre a estas horas? —preguntó Olivia

—Gente rara —respondió Lucas

La lejana sombra se volvió una silueta cercana y más tarde un rostro identificable. Era Mike. Tenía los ojos hinchados como globos de haber llorado, tenía un aspecto bastante demacrado.

—¿Qué coño quieres ahora? —preguntó bordemente Emma.

Se acercó hacia nosotras.

—Hola —realizó una sonrisa forzada al ver que todos le miraban con mala cara. —¿Zoe podemos hablar? —preguntó el. No sabia que responder. Una parte de mi quería decir que sí, quería olvidar, olvidarlo todo, pero otra no quería saber nada de él. Mi mente estaba dividida y finalmente ganó el SI. Quería darle una oportunidad para explicarse o redimirse. 

Respire hondo.

—Si —conteste. Se quedaron con la cara a cuadros. Me levanté y caminamos lejos para que no nos escucharan. Había un silencio incómodo en el ambiente, normalmente era ligero, pero ahora era tan pesado como el osmio. Paramos de andar cerca de unas rocas.

—¿Estamos bien? —preguntó. Que pregunta de mierda, la respuesta era clara como el cristal.

—No lo sé —me limité a decir.

—¿Pero seguimos saliendo? —volvió a preguntar.

Esa si era una buena pregunta.

—Mike, no. Rompimos en el segundo en que te marchaste. A pesar de que saliera corriendo por ti. Iba a salir de fiesta no estaba en un sitio importante, pero el hecho es que lo dejé todo para ir a tu lado y me dejaste. En ese momento esto —dije señalándonos con el dedo —se acabó —respondí sin pensar, no sabía si hablaba mi corazón o la cabeza. Su cara cambió completamente, ya no había ternura, sus ojos irradiaban ira. Apretó la mandíbula y se quedó sin decir nada.

—Si me marché fue porque pensé que era lo mejor —contestó poco después.

—¿Entonces por qué me llamaste? Te iba a sujetar, lo íbamos a pasar juntos. Yo solo quería estar contigo a pesar de todo. —Lágrimas volvieron a dibujar mi rostro. —Ahora asume las consecuencias Mike —respondí yo. Dio media vuelta y se marchó otra vez. Desapareció después de un par de zancadas.

A pesar de todo lo que dije una parte de mi quería que se quedara, que insistiera, quería que me dijera todo lo que sentía o una simple disculpa. Respire hondo para coger fuerzas y camine para ir donde estaban las demás.

—¿Me acompañáis a casa por favor? —pregunte sin emoción alguna, aunque dentro de mi había una gran explosión de ellas.

Asintieron.

Bajo la luna fuimos a casa, bajo ella Mike y yo nos separamos, tal vez bajo ella nos reencontremos. 

Ni ellos lo entienden✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora