25 | ¿Otra vez ?

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Estaba delante de la puerta de mi caravana. Había miles de estrellas en el cielo. Un pequeño hormigueo había nacido desde aquel intenso beso, ¿esperanza? Me senté en una de las sillas desplegables del decathlon del jardín. Era de un color horrible, pero gracias a la oscuridad no se apreciaba.

El viento ululaba desde la distancia. Se acercaba. Esta noche la luna no era visible, estaba oculta entre la oscuridad, ¿cómo se lo estarán pasando Julie y Lucas? ¿Mereció la pena? ¿otra vez?... Miles de preguntas invadieron mi cabeza. El viento sopló con fuerza y se las llevó, ahora estaban en algún lugar esperando a ser respondidas.

Mire hacia arriba y un gran arco de luz desgarró el cielo. Con rapidez pensé en mi deseo. PIDO CLARIDAD, le pedía a las estrellas fugaz y poco después se desvaneció como si nunca hubiera existido.

En unos instantes era una luz brillante y hermosa y ahora no era nada. ¿Como era eso posible? ¿Cómo era posible que en tan poco tiempo Mike hubiera dejado su nombre grabado en mi corazón? Ahorro era suyo y temía que fuera para siempre. ¿Y si éramos como aquella estrella caída ? Destinados a brillar con intensidad por instantes y después ser oscuridad para la eternidad.

Entré adentro y me fui a dormir. 

El techo estaba a escasos centímetros de mi debido a que me tocaba dormir en la litera de arriba, tenía dos picaduras de mosquito, una en el brazo y otra en el muslo

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El techo estaba a escasos centímetros de mi debido a que me tocaba dormir en la litera de arriba, tenía dos picaduras de mosquito, una en el brazo y otra en el muslo. Llevaba casi quince minutos despierta. Tenía miedo de encender el teléfono y no encontrarme con algún mensaje de Mike. De vez en cuando se podía escuchar a Olivia roncar. Reuní todas mis fuerzas y cogí el móvil. Tenía un mensaje. Una explosión de felicidad invadió todo mi ser.

- Hola, te apetece quedar? - debido a los nervios mordía mi labio inferior, la respuesta era clara, claro que quería.

- Claro - conteste. poco después de mandar el mensaje se puso en línea y no tardó más de diez segundos en mandar el siguiente.

- ¿Te parece que quedemos a las 11:00? - propuso él, mire de reojo la hora, eran las nueve y media, tenía una hora y media.

- OK - contesté y salí del DM.

Él dio me gusta a mi mensaje y terminó nuestra conversación.

Me levanté de un salto y fui a pegarme una ducha. Pensé con rapidez un outfit para la ocasión, me costó más de lo que pensaba, al final me decante por un bonito vestido corto con mangas abullonadas y un estampado floral, me recordó a Carolina. Una ola de nostalgia me invadió, la echaba de menos. Me senté y me puse a ver un par de fotos nuestras.

Tocaron la puerta, mierda, ¿qué hora es?¿Cuánto tiempo había pasado? Mire la hora y eran más de las once. Me levanté rápido y me eche un poco de gloss y máscara de pestañas. Abrí la puerta.

—Es-estas gua-guapisima —tartamudedo Mike, tenia el pelo mas alborotado de lo habitual, tenia unos vaqueros pitillos negros y una sudadera gris de Nike.

—Gra-gracias —bromé —tu también estas guapo —salí de casa y cerré la puerta.

Él me agarró la mano y empezamos a caminar.

—¿A dónde me llevas? —pregunté con curiosidad.

—Es una sorpresa —contestó con dulzura —¿confías en mí? —¿confiaba en él? Supongo que una pequeña parte de mi no, pero otra dejaría mi vida en sus manos.

—Si —me limité a decir.

Al estar con él una sonrisa se me dibujaba en el rostro. Caminamos hacia los acantilados pero en algún momento nos desviamos y llegamos a un bosque. Desde nuestra breve conversación el silencio se apoderó de nosotros. Caminábamos de la mano entre grandes robles y jóvenes pinos. El viento mecía las hojas y las hacía cantar. De vez en cuando los pájaros hacían pequeños solos opacando a las hojas.

El bosque se terminó, un gran prado se extendía ante nosotros. Tenía miles de flores silvestres y cientos de mariposas y alguna que otra abeja.

—Es precioso —estaba asombrada, más allá del prado se veía grandes, gigantes montañas que custodiaban el bosque y este hermoso lugar. Parecía sacado de alguna película de fantasía.

—Hay otra cosa —sus mejillas se sonrojaron —no bailamos en el baile así que había pensado hacerlo aquí —sus ojos brillaban con fuerza más que cualquier estrella o sol que existiera.

—Me encantaría —respondí. Puso una preciosa canción lenta en su teléfono y llevaba un altavoz. La música retumbaba por todo el prado y posiblemente más haya de las montañas.

Me acerqué a él.

Rodee mis brazos sobre su cuello y él los suyos en mi cadera.

Empezábamos a bailar, nos movíamos de aquí para allá

Me dio un giro y me acerco más a él, mis manos estaban apoyadas en su robusto pecho.

Nuestros labios casi se rozaban. Eran como imanes opuestos, costaba mantenerlos alejados. Me acerque mas a el nuestro labios de vez en cuando se rozaban.

—Bésame —le susurre.

Él me hizo caso y me besó.

Estábamos besándonos y nos tumbamos en la hierba para seguir, estaba tumbada encima de él, cuando algo empezó a moverse.

—¡Aaa! —grité.

—¿Qué pasa? —preguntó Mike asustado.

—Que he notado como se movía algo —respondí y Mike se empezó a reír fuertemente, nunca lo había visto así, era una risa preciosa y muy contagiosa por lo que yo también me reí. Me cogió de la mano y me llevó hasta su entrepierna, se movió algo. Yo me reí más al saber lo que era.

—¿a si que tengo ese efecto en ti?¿te pones tan duro con un par de besos? —pregunte manteniendo mi mano encima de el gran bulto y besando su cuello, cada vez estaba más duro.

Sin esperarlo me agarró de la cintura y me dio la vuelta.

Estaba encima mío.

Fue a besarme y lo pare.

—Espera —dije —tengo una duda, ¿que somos? —pregunté.

—No lo sé —su voz había adquirido un tono más serio —¿que te parece si solo tu yo, nosotros otra vez? Sabemos que somos especiales y ya, con eso basta —contestó él, su voz volvió a sonar dulce y amigable.

—Pero sin follarte a otras —exclame.

—Acosadora, para que quiero follarme a otras si tengo una diosa griega en mis manos —me susurro al oído mientras daba besos por mi cuello.

Me volvió a besar los labios y nos dejamos llevar. 

Ni ellos lo entienden✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora