6 | El

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Pedazo de resaca tenía. Me levanté a duras penas y me dirigí a la cocina para comer algo. Los rayos de luz se colaban por la ventana y hacía que me doliera aún más. La fiesta de ayer fue algo surrealista. El reloj marcaba las doce menos cuarto, estaba destrozada, habíamos vuelto a las tres y porque el camarero nos echo. Olivia estaba calentando un bol de leche en el microondas. Tenía el pelo recogido en una coleta y una camiseta de baloncesto como camisón.

—Buenos días —dije entre bostezos.

—Buenos días —respondió ella mientras mezclaba la leche con los cereales —Oye, ayer hubo un rato que desapareciste. ¿Dónde estabas? —me preguntó con la boca llena.

—Afuera, en la parte de atrás. Que Emma se puso rara y empezó hacer un ritual o algo así —respondí entre carcajadas. —La pobre iba muy borracha.

—Ah. ¿Sabes qué? —preguntó ella con sobresalto

—¿Qué?

—¿Te acuerdas del camarero que nos atendió? —yo asentí con la cabeza mientras cogía una magdalena —pues resulta que el rato que no estuviste se puso a tirar la caña a Julie —dijo entre risas.

—¿No me jodas? —-conteste super sorprendida.

—Pero espera que no queda ahí la cosa —prosiguió ella —pues al final que ella le dio su insta.

—¿Pero si tendrá unos 25? —exclame.

—¡Qué dices, si tenia creo que unos 20 pico años! —afirmó más alto que yo.

—Joe con Julie —solté con tono irónico.

—Haber el chaval estaba bueno, eso hay que admitirlo —contestó Olivia. Yo asentí, razón no le faltaba.

Encendí el móvil para poder ver las historias de la gente. Me encantaba verme en ellas bailando de fondo o que saliera solo una mano. Me recordaba a los libros de Buscando a Wally de cuando era pequeña. Tardó varios segundos en encenderse, la pequeña manzana apareció y después se desbloqueo. Había varios mensajes de Emma.

- Holaaa, soy Emma

- Perdon por lo de anoche jajajaj

- De pequeña me encantaba lo místico y borracha parece ser que me sale la vena de bruja.

- OK, no pasa nada. Jajaja. Ya nos veremos- Respondí.

Me fui a asear y a vestirme para poder ir a dar un paseo. No me apetecía estar en la caravana y tampoco quedar con nadie. La cabeza pesaba más que una tonelada de plomo. Hacía mucho sol así que decidí ir de blanco. Llevaba unos vaqueros y una camiseta básicas. Para los pies decidí ponerme unas convers. Una vez lista, fui a despedirme de Olivia.

—Me voy —grite desde la puerta.

—Valee —gritó Olivia —vuelve para comer —dijo también a gritos

—Valee 

Me puse los cascos y empecé a caminar, donde me llevara el viento. Sin rumbo alguno. Eran las doce y algo. El sol estaba en su punto más alto, era abrasador. Por el camino se veía el mar, como una gran sinfonía se escuchaba como rompían las olas en las grandes rocas del acantilado.

Acabe en un pequeño sendero en unas montañas al pie del océano. El camino era muy irregular. Se oía a los pájaros cantar o echar a volar. De vez en cuando se podía escuchar alguna cigarra tocar para el viento. Estaba en un pequeño claro rodeado de robles más antiguos que el mismo tiempo y pinos tan altos como el Burj Khalifa. Cerré los ojos, estaba concentrada en el ambiente, era mágico, de fondo sonaba el estribillo de Counting Stars. Todo era perfecto.

Ni ellos lo entienden✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora