Estábamos de camino al prado, cargaba dos palets muy grandes y una pesada mochila. Andaba como un pato debido al gran peso que llevaba encima. Mike estaba a mi lado más cargado que yo, habíamos decidido hacer una pequeña caseta cerca de un gran sauce llorón, Se encontraba un poco antes del final del bosque. Tenía unas vistas preciosas. Descubrimos aquel impresionante árbol.
Nada mas llegar tiramos todo al suelo, un gran árbol estaba ante nosotros casi tan viejo como la luz de la luna. Miles de hojas de un color verde claro caían. Pasamos las hojas y llegamos al centro, pusimos los palets y las mochilas cerca de él. Mike sacó un pequeño papel de su mochila.
—¿Qué es eso? —pregunté con mucha curiosidad, el papel era de un color amarillento y estaba doblado en sí mismo un par de veces.
—Es un plano por supuesto —contestó él con una sonrisa, además desdobló el papel y vi su interior. Era un dibujo bastante feo, se notaba que era una casa, pero costaba hacerlo.
—¿Lo has dibujado tú? —pregunte con ironía —parece que lo ha hecho tu hermano pequeño —solté riendo a carcajadas. Él lo miraba con mucho entusiasmo.
—Esta bien, lo único que TU no eres capaz de entenderlo —dijo siguiéndome la broma. Me encantaba su sonrisa. Mire a sus ojos, verdes esmeraldas más brillantes que nada que existiera. Debajo de ellas había grandes ojeras, supongo que debido a que hablábamos hasta muy tarde y quedamos muy temprano.
—Será eso —contesté mientras rodeaba mis brazos por su cintura.
—¿Manos a la obra? —preguntó él. Yo asentí.
Tardamos casi dos horas en construir las estructuras debido a que Mike no era muy hábil con el martillo y los clavos. Después con grandes sábanas tapamos los huesos de nuestro hogar para que quedara más vistoso y las grabamos para que el viento no se lo llevara. Pusimos un plástico en el suelo y varios cojines.
—Hogar dulce hogar —dijo Mike sonriendo. Nos había quedado chulísima, mejor de lo esperamos. Entramos y nos tumbamos.
Se acercó a mí y nos empezamos a besar.
De pronto paró en seco.
—¿Quería preguntarte una cosa? —dijo Mike.
—¿Qué quieres?¿Que pasa? —pregunte extrañada.
—¿Te apetece venir pasar el finde juntos? —sus mejillas se tiñeron de un precioso rojizo y sus ojos deslumbraron.
—Si, ¿qué pasa que no íbamos a quedar o algo? —conteste yo confusa.
—No me refiero a eso, me refiero a hacer una escapada juntos —aclaró el. Coño, cómo podía haber sido tan tonta.
—No creo que mi madre me deje —respondí yo.
—Yo les voy ha decir que voy con un amigo, puedes hacer lo mismo si quieres —
—Si, espera ¿les? —Hice una pausa para entenderlo —¿tu madre ha salido ya?
—Si —nada más contestarme le di un gran abrazo y de seguido un beso. Estaba contenta por él.
—¿Entonces te apuntas? —volvió a preguntar. Yo asentí y seguimos besándonos.
Un fuerte viento movía las telas que decoraban la caseta y mecían las largas hojas colgantes del milenario sauce. Mire la hora.
—Me tengo que ir, ¿quedamos luego? —pregunté yo. El asintió. Salí de la pequeña casa y empecé a caminar hacia el camping.
Se podía escuchar el mar desde la distancia, estaba sereno.
Llegué a la caravana, había pollo y patatas al horno. No es que me entusiasmara pero no estaba mal.
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Ni ellos lo entienden✅
Romance¿Alguien entiende el amor? Zoe lo sentirá y pondrá su mundo patas arriba. ¿Aprenderán ella y sus amigos lo que es y conlleva amar? Zoe una chica de 16 años que va a veranear a Noja. A el camping las palmeras. Después de una terrible fiesta, tendrá q...