2 | Consecuencias

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Abrí los ojos. Mire a mi alrededor, por un momento todo parecía normal, pero... ¿Qué coño hacía en la playa? Las olas estaban a pocos metros de mi, si me hubiera despertado un poco más tarde me habría calado entera.

Seguí observando ¡Estaba desnuda! Poco después me di cuenta que a pocos metros de mí había un chico. Me resultó familiar. Tardé varios segundos en darme cuenta de quién era, el tío con el que me había chocado la tarde anterior. Al igual que yo no tenía ropa ¿Qué hacía ese tío y yo desnudos en la playa? Tenía una resaca tremenda, parecía que me iba a explotar la cabeza.

Busqué mi móvil con desesperación, lo encontré cerca medio enterrado en la arena. Lo encendí, tenía más de cien llamadas perdidas de mi madre, Olivia, Carol.... ¡Qué le iba a contar a mi madre! Intente recordar lo que pasó en la fiesta para haber acabado así, pero mi último recuerdo era coger una botella de Vodka. El alcohol y yo siempre habíamos sido mala combinación, pero, esto de follarse a un desconocido en la playa y no pasar por casa en toda la noche era superarse. En el pico de mi ataque de pánico el despertó.

—Mierda, ¿Dónde estoy? —dijo medio dormido.

—Estás en la playa —le respondí lo más tranquila posible.

—¿Qué coño haces desnuda? —respondió, con una voz algo ronca. Además me miró de arriba abajo. Yo intentaba taparme lo máximo posible con las manos.

—Pues supongo que lo mismo que tu —solté bordemente, además como especie de venganza le mire de arriba abajo. Joder, como estaba, no solo era guapo de cara. Era como un modelo de calzoncillos, pero sin ellos. Además lo que tenía entre las piernas... Joder, era gigante y eso que estaba dormida. ¿Eso había entrado en mi cuerpo?

—Mierda ¿Tu y yo hemos follado? —preguntó él.

—No lo sé. Yo la verdad no siento nada allí abajo

—¿Dónde? —insistió él con tono divertido. ¿Le hacía gracia esta situación?

—Pues en el coño, donde va a ser —exclame

—¿Y por qué deberías sentir algo? —soltó con una sonrisa en la cara. Si, si que la hacia gracia esta situación. Me estaba poniendo de mal humor y no estaba el horno para bollos.

—No sé, hasta ayer era virgen y espero seguir así.

—Dudo que lo hayamos hecho —comentó. Comenzó a rebuscar entre la arena su ropa, encontró los calzoncillos y el pantalón poco después. Los sacudió y se los puso.

—¿Por qué lo dudas?¿Qué pasa no te acostarías conmigo? —respondí enfadada. —Que sepas que soy un partidazo —dije después de una breve pausa.

—No —dijo tajantemente. Se me acerco al oído, ese tono divertido había desaparecido. Le mire a los ojos, estaban llenos de rabia, veneno y odio. Era como ver un incendio y lo que se estaba incendiando era tu propia casa.

—PORQUE TE ODIO —me dijo entre susurros. No era un "te odio" corriente lo sentía de verdad, era igual que el de hace diez años, tal vez un poco menos intenso. Esas palabras volvían a doler, aunque fuera un completo desconocido. Era la mordida de una serpiente venenosa. Letal.

Se marchó como si nada, en cuestión de minutos ya había desaparecido. Estaba yo sola ante esta situación. Comencé a llorar. ¿Como coño me había metido en esta situación? Mi cabeza en ese momento era una terrible tormenta. La situación me superaba. Cerré los ojos para poder tranquilizarme, se podían escuchar las olas del mar. Estaba en calma, las olas rozaban la arena con suavidad. Era una hermosa canción. Una perfecta sinfonía. Eso me tranquilizó. El viento soplaba con fuerza y mecía mi pelo dorada hacia atrás. 

Ni ellos lo entienden✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora