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Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. 2 de mayo, 1998.

 Una cosa buena de los cuerpos que se topaban en el camino era la oportunidad de encontrar una varita, y de hecho probar varias hasta que una le respondiera decentemente.

 Podría considerarse un poco morboso revolver cadáveres para buscar varitas, pero Theodore estaba siendo aún peor que ella con la excusa de que "las guerras cambian las clases sociales, así que recogería todo el oro posible antes de terminar pobre".

 Al menos los tres parecían concordar en que preferían estar rodeados de muertos que activamente en batalla o esperando en el bosque prohibido hasta que les dieran una misión suicida, y ciertamente también preferían robar cadáveres antes que discutir el tema que los separaría si no lograban concordar.

 El hecho de que preguntara a cada no mortífago que pasara si sabían dónde se encontraban los Weasley les daba una idea a los dos chicos, pero la manera en la que Lumini había encantado sus dagas para atacar indistintamente a cualquiera que se acercara demasiado hacía que cualquier sospecha se sintiera incorrecta.

 Y Lumini había determinado que no sería ella quien iniciara la conversación, pues ya se sentía lo suficiente culpable de haber influido en sus juicios. Era bastante difícil considerando que los chicos se detenían cuando ella detenía sus pasos y la seguían cuando continuaba caminando.

 En gran parte era por esa razón que se habían mantenido lo más al margen posible, escabulléndose por pasillos casi desiertos y alejados de cualquier ventana, puerta o salida. Pero no contaban con que la especialidad del castillo era ser ridículo, y aún estando en medio de un simple pasillo del séptimo piso podían encontrar una nueva anormalidad.

 A Lumini le habría importado más la puerta que aparecía y desaparecía frente a sus ojos si esta no hubiese llegado a su vista junto a unas personas siendo disparada por la misma. En ese momento la chica agradeció que tanto Theodore como Riley continuaran dispuestos a seguirla, pues sola no habría conseguido detener a Draco antes de que este siguiera el camino de su amigo y empezara a correr para alejarse.

— Felicidades, abriste tu cráneo en la caída— bufó Lumini, luchando para que el menor dejara de intentar soltarse de su agarre.— Solo dame tres minutos para curarte, usualmente serían menos pero alguien robó mi varita.

— Fred debería estar buscándote para entregártela— la manera en la que la sangre sucia imitaba sus acciones pero con su parte del grupo hizo que se sintiera enferma.— ...me alegra ver que estás bien.

— Nunca olvidaré cómo solía ser bonita, antes de que alguien me deformara la cara— habló al aire, recibiendo solo un suspiro como respuesta.

 Le pareció extrañamente familiar el que nadie en la escena le prestara atención, pero sí consideró diferente ver que Draco dejaba de pelear y se dejaba atender por Riley, todo mientras Theodore actuaba como un fenómeno y acariciaba la pared en la que acababa de desaparecer la puerta.

— Siempre puedes volver por nuestro pasadizo y quedarte en casa, o al menos tomar un poco de jugo antes de volver a la guerra— sonrió Riley, dejando que el rubio más pequeño lo golpeara tras haberle despeinado el cabello.

— ¡El pasadizo de los gemelos!— exclamó el pelirrojo, entrometiendo en su conversación y haciendo que Draco se sintiera más reacio por quedarse allí.— Que los alumnos que aún no pudieron evacuar salgan por ahí, ¡los elfos también!

— Nuestro pasadizo que sale en nuestra casa, claro— interrumpió Riley, hablando por encima del otro.— Del cual los mortífagos están muy al tanto y que para pasar por él necesitarían alguien que tuviera su confianza o pudiera matarlos, o ambos...

Una más Weasley y te juro... (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora