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Tienda de Madame Malkin, túnicas para todas las ocasiones. 1989

Aquella bruja de avanzada edad le tomaba medidas a todas partes de su cuerpo, obviamente ella no se quejaba, era un niña obediente y sabía que todo ese revoloteo era necesario para poder obtener sus túnicas.
En cierta parte, la pequeña disfrutaba de la tarea. Estaba siendo consentida por las empleadas del lugar, quienes halagaban como modelada todo lo que confeccionaban, claro que ella sabía que solo buscaban vender pero, de todas formas, le fascinaba aquella amabilidad.
La tienda estaba en casi completo silencio, solo habían dos personas siendo medidas además de ella, pero la calma debía terminar.

Una manada de cabelleras pelirrojas entró en el establecimiento, peleando a gritos uno con el otro. Solo desentonaban en el tranquilo lugar.

No se ven como si pudieran costear algo del lugar”. Apenas ese pensamiento rodó en su mente, se giró hacia su madre, corroborando que su rostro expresaba lo mismo.

La aparente madre de todos esos niños logró que su voz fuese más fuerte que la de sus hijos e hizo que todos callaran, permitiéndole acercarse a una empleada y empezar a hacer consultas.
No pasó mucho tiempo antes de que uno de los niños fuese ordenado a pararse en la plataforma de medida junto a la que estaba la chica, mientras a los demás les ordenan quedarse sentados y en silencio en las sillas de espera.

La joven pudo notar perfectamente como su madre se arrastraba lentamente por el gran sofá para alejarse de los niños que habían tomado asiento a su lado.

— ¿Va a ser tu primer año?

La pregunta del chico hizo que la niña se sobresalta y dejase de prestar atención a su madre.

— En Hogwarts, ¿Va a ser tu primer año?— repitió, ante la mirada extraña que le daba la otra.

— Si...

— ¡Eso es asombroso!— exclamó, moviéndose y siendo reprendido por la empleada que tomaba sus medidas.— También será el primer año de mi hermano y de mí— la niña se permitió repasar su mirada por los otros pelirrojos, quienes parecían demasiado pequeños para entrar a Hogwarts.— Oh no, de ellos no, otro de mis hermanos. Tengo seis en total, Bill, Charlie, Fred, Ronnie y Ginny— explicó, sin detenerse su parloteo.— Todos fueron e Irán a Hogwarts, y todos fueron y serán Gryffindors. Y tú, ¿A qué casa quieres entrar?

— Slytherin— la joven esperó que la brevedad de su respuesta dejara en claro las pocas ganas que tenía de conversar.

— ¿Slytherin? Esa casa está llena de malvados magos oscuros— hizo una expresión de asco.

— Al menos no está llena de esos muggles disfrazados como magos ni de pobretones, como toda tu familia— la pequeña no estaba acostumbrada a ser descortés, pero el insulto hacia su preciada casa le molestó.

— ¿Quién es tu amiga, Feorge?

Una tercera voz se dejó oír y la niña se giró a enfrentar al nuevo pelirrojo que le hablaba. Pero tuvo que detenerse a mirarle unos segundos antes de volver la mirada al chico en la plataforma de medición. Gemelos.

— No es mi amiga, es solo una serpiente rica que se cree mucho, nada que no hayamos visto antes— contraatacó el pelirrojo.

— ¿Una serpiente? ¿Dices que ésta enana ya entró en Hogwarts?

— Voy a entrar este año, y voy a pertenecer a Slytherin— aclaró la chica, con la cabeza en alto mientras los dos chicos le miraban burlones.

— Sería graciosisimo si realmente no lograras entrar— sugirió uno de los gemelos, dejando escapar una risa.

— Sería aún más gracioso si te metieran en Gryffindor— continuó la idea el otro gemelo.

— Tus túnicas están listas— la empleada del lugar interrumpió la conversación, haciendo que la chica pudiese alejarse de aquellas dos molestias.

— Volveré caminando a casa antes de entrar a Gryffindor— escupió, ofendida ante la idea.

— Nos vemos en Hogwarts, amiga— ambos niños gritaron al unísono mientras la chica era llevada fuera del local por su madre.

— No quiero que hables con esos niños.

Las palabras de su mamá hicieron que la pequeña dejase de mirar a los gemelos por la ventana del lugar y comenzase a prestarle atención.

— Lo manejaste bien ahí adentro pero, si vuelven a hablarte, los ignoras por completo— la menor solo pudo asentir.

— ¿Y por qué no puedo hablarles?— recibió una mala mirada, ella quería saber.

— Puede sorprendente, pero existen magos que, si bien son sangre pura, les gusta hablar con muggles y con hijos de muggles— explicó, buscando las mejores palabras para expresarse.

El asombro de la chiquilla se dejó ver casi al instante, ella no estaba acostumbrada a nada de eso y, por las historias y conversaciones de sus padres, sabía que eso estaba mal.

— Debes recordar que...

— Los muggles, sangre sucias y traidores a la sangre no son personas que se merezcan una conversación conmigo— repitió las palabras que había escuchado una y otra vez, cortando lo que su madre iba a decir pero recibiendo un gesto de aprobación por parte de ésta.

— Muy bien, Lumini, recuerda eso.

Y, tomadas de la mano, madre e hija siguieron haciendo sus compras sin seguir preocupándose por la familia de pelirrojos.

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¡Hola!

Bienvenidos a mi nueva historia basada en el universo de Harry Potter. Será una historia más bien corta, basada en los años de los gemelos Weasley en Hogwarts y las distintas personas con las que se relacionan. Ojalá que pueda gustarles y me gustaría mucho saber su opinión acerca de los capítulos, o si debería continuarla.
Gracias por detenerse, y espero que disfruten su lectura.

Lucie.

Una más Weasley y te juro... (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora