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Habitaciones de Slytherin, ala femenina. 1994.

 Lumini recordaba hacer leído un libro de aves más temprano ese año. Recordó también que la página que más le llamó la atención hablaba sobre colibríes y la manera en la sus alas se movían setenta y cinco veces por segundo, dato que le sorprendió en cierta manera, pues no se esperaba que algo de tan pequeño tamaño pudiese ir así de rápido. En estos momentos, mientras intentaba calzar su zapato con sus temblorosas manos, se dio cuenta de que su pulso podría ganar cualquier carrera contra un tonto par de alas de colibrí.

 Creyó que ni siquiera sería capaz de caminar en los tacones altos que había escogido, y si esa no era preocupación suficiente, su mente la llevó a considerar si aquellos zapatos le harían parecer más alta que su cita. Intentó distraerse con mirar su reflejo en el espejo pero lo primero que captó fue un mechón que arruinaba la forma de su peinado, y como si la vida quisiera jugarle una mala pasada cuando ya estaba nerviosa, al intentar arreglarlo terminó desordenándolo aún más gracias al sudor que cubría sus manos.

— ¿Luni?— los golpes en la puerta de su habitación hicieron que su corazón diera un respingo, pues sus compañeras se habían ido hace varios minutos y se había acostumbrado a su respiración agitada siendo el único sonido en el lugar.— ¿Te enredaste en el vestido?

— Arruiné todo— informó al abrir la puerta bruscamente.— Me enredé con el vestido apenas intenté ponérmelo y le puse este pequeño broche para que no se notase que lo rompí— soltó un suspiro pesado al darse la vuelta, con su amigo siguiendo con la mirada la manera en la que perdía la cabeza.— Y mi labial favorito se terminó. Y acabo de darme cuenta de que mis zapatos son demasiados pequeños. Y mi cabello no es lo suficientemente bonito como para quedarse en esas estúpidas formas— su voz era una mezcla de enojo y nerviosismo, representada perfectamente por la caminata que daba por toda la habitación.

— Me pediste que te comprara un repuesto para tu labial en la última salida a Hogsmeade...— murmuró Jovvian, sentándose lentamente en la cama de la chica.— ¿Te fijaste en la ropa que usaste ese día?— Lumini se sintió estúpida al registrar los bolsillos de la prenda y encontrar una pequeña caja aún cerrada, solo pudo llevarla cerca de su pecho mientras se giraba hacia su amigo.— Dame tus zapatos.

— Deberíamos mudarnos juntos— sugirió Lumini, sosteniendo su hombro al descalzarse y tenderle el par de zapatos a Jovvian, quien hizo un par de movimientos con su varita y logró que estos fueran de un talle más grande.

— Pensé que habíamos quedado en que el vestido era perfecto— Jovvian frunció el ceño al ver la rotura en el pecho del vestido.

— Solo intenté cerrarlo un poco— se excusó Lumini, encogiéndose de hombros y dejando que el chico siguiera con su magia.

— Tengo un hechizo para eso también, ¿estás segura de que quieres eso?

— ¿Crees que se verá muy aburrido sin el escote?

— Creo que se vería fantástico de todas formas porque lo luces fantástico— dijo con obviedad.— La verdadera pregunta es el porqué de que ya no quieras ese escote— esperó unos segundos pero no hubo respuesta.— ¿Viste los vestidos de las otras?

— ¡Todas se ven hermosas y no tienen algo como esto!— bufó, moviendo la falda del vestido para que el corte de la pierna fuese notorio.

— ¿Tenemos en claro que otras chicas siendo bonitas no significa que tú no seas bonita?— golpeó la frente de su amiga al no recibir respuesta.— ¿A quién le interesa la discreción? ¡Estoy usando un traje púrpura! Nadie me advirtió que el tema de la noche era color negro...

Una más Weasley y te juro... (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora