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Jardines de Hogwarts. 1992.

— ¡Eso fue lo que prometiste el año anterior!— se burló Jovvian, sin poder creer las palabras que su amiga decía.

— Tú mismo lo dijiste, el año anterior— replicó la chica, intentando convencerlo.— Muchas cosas pueden pasar en un año.

Lumini por fin es una niña del bien— apoyó Riley, pasando su brazo por los hombros de la nombrada.

— Solo le costó catorce años— bufó el chico, rodando los ojos ante la demostración de afecto.

Con el primer día de su cuarto año en Hogwarts, también llegaba la promesa anual de Lumini de no seguir el juego a los Weasley. Pero claro, Jovvian sabía que ninguno era de confiar, luego de todas las cosas vividas el año anterior.

Podría destacar como los peores momentos del año los paseos por el bosque prohibido en busca de insectos, las visitas al estúpido lugar de bromas en Hogsmade, intentos de hacer que el bando opuesto fuera expuesto frente a los profesores, las bromas que recibió por formar parte del grupo de Lumini, los castigos que obtuvo por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, todos los puntos que había perdido su casa al haber sido descubiertos. Los malditos puntos. Jovvian seguía insistiendo en que, si no fuera por todas esas bromas, Slytherin podría haber ganado la copa de las casas nuevamente.

Tanto Lumini como Riley sabían que su amigo no se merecía pasar por todas esas cosas. Las bromas siempre eran de ellos dos, hacia los dos del bando contrario, y sin embargo las personas cercanas siempre salían perjudicadas de alguna manera.
Eso había causado un cierre de círculo, en el que Lumini y Riley intentaron dejar de hacer pasar un mal rato a Jovvian y, cada vez que tenían una broma que planear, se encargaban de estar a solas. Tal vez todo ese tiempo a solas había causado aquél acercamiento que Jovvian intentaba ignorar.

— Me cuesta demasiado verlos de esa manera— se estremeció, alejando la vista de sus amigos.

— Ambos lamentamos dejarte de lado de esa manera— aseguró la chica, alejándose del rubio.— Y si te pone incómodo, estoy segura de que podemos hacer algo...

— No me molesta que decidan estar juntos, ambos son mis amigos y les deseo lo mejor— habló Jovvian, preocupado de parecer celoso de su felicidad.— Solo opino que es algo... inusual. Ambos siempre parecieron compartir la misma neurona, con sus bromas y todo...

— ¡Fue exactamente por eso que nos dimos cuenta!— Riley se rió, lanzando una mirada cómplice a la chica.— Nos pusimos a pensar que, tal vez, tomarnos todo ese tiempo en una tonta broma para los Weasley era solo para eso, para tomarnos el tiempo.

— Todo el juego de las bromas era solo para llamar atención— concluyó Lumini, sonriendo al recordar el momento en el todo cobró sentido.

— Y por eso te aseguramos que este año las bromas tontas se acabaron.

**
Muy similarmente, en la sala común de Gryffindor, los gemelos también mantenían una conversación.

— ...Y oí que están saliendo desde las vacaciones.

— ¿Sabes qué? De todas formas estaba pensando en dejar la riña de lado— comentó su gemelo, subiendo sus hombros con total desinterés.

— Es una buena idea, de todas formas, hay que ser un buen ejemplo para Ginny.

— Por supuesto.

— Claro como el agua.

— Absolutamente.

 Compartieron miradas decididas mientras se asentían con la cabeza mutuamente, respetando la manera en la que el otro había madurado.

— ¿Recuerdas el hechizo que encontramos en el libro de Flitwick?— preguntó George, luego de unos segundos de silencio.

Una más Weasley y te juro... (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora