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Tribunal de Wizengamot. 2 de septiembre, 1998.

 Lumini arrastró sus pies lo mejor que pudo, arrastrando también las cadenas en sus tobillos y desatando un desagradable sonido al estas chirriar a cada paso que daba.

 Siendo la quinta vez que tenía que presentarse frente a esa audiencia, y con esperanzas de que por fin fuera la última, había descifrado la manera de moverse a pesar de las pesadas ataduras alrededor de sus piernas, muñecas, cintura y cuello, pero eso no significaba que no era increíblemente molesto tener que tomar las escaleras para llegar.

 El único lado positivo era que esta vez solo era escoltada por un par de aurores, en vez de ser perseguida por dementores desde que la sacaban hasta que volvieran a meterla. Sabía que podía agradecer a Potter por haber abalado a su favor todo este tiempo, pero le hubiese gustado mucho más que además de sacarle los dementores de encima también la hubiese sacado de Azkaban.

 Claro que eso sería pedir mucho, pero cuando el estúpido Fred le pedía llevarlo consigo a las asambleas por supuesto que podía conceder todo.

— Prisionera 453, permanezca en lugar mientras los consejeros terminan de repasar los hechos para su veredicto— habló el pelirrojo, pretendiendo seriedad mientras mantenía la mirada fija en el frente, imitando al auror que guardaba la puerta de entrada.— Ben me dejó decirlo, ¿no es genial?— abandonando la broma, el chico ignoró la milésima vez que sus escoltas le pedían no hablar con ella.

— Estoy segura de que no hay más hechos que repasar. ¿Cuánto tiempo ha pasado ya?— se quejó Lumini, siendo igual de hábil en ignorar su propia advertencia de no hablar.— Theo, Riley, Draco, ¡incluso Lucius! ¡Absolutamente todos han salido ya!— con sus cadenas reconociendo su lenguaje corporal y apretando su agarre al notarla más tensa, se obligó a calmarse antes de volver a ver la mirada apenada de Fred.

— Creo que son las ventajas de haber decidido abandonar a Voldemort en algún punto de la batalla— intentó excusar, sintiendo que su castigo era en igual partes justo e injusto.— Y de no haber acuchillado a media población mágica.

— ¿Se supone que eso debe hacerme sentir mejor? El nuevo ministerio está tomándose el trabajo de dar repercusiones de guerra justas, ¡felicidades a todos menos a mí!

 Fred esperó unos segundos a que la chica dejara de maldecir y moverse frenéticamente para intentar luchar contra sus cadenas, rindiéndose luego de unos minutos al notar que, por milésima vez, no haría diferencia. Y pese a que podría intentar consolarla, sintiéndose devastado al ver lo cansada y desalineada que se veía luego de pasar casi cuatro meses en la peor prisión del mundo mágico, sabía que no podía tocarla y abusar del favor que Harry le había hecho al dejar que estuviera allí.

— Solo un poco más...

— ¡Un poco más!— repitió Lumini, histéricamente riendo ante lo patética que se sentía al oír eso.— No lo entiendes, estoy volviéndome loca allí adentro. ¿Cómo pudo haber personas encerradas ahí desde hace años? Uno llega a entender muchas cosas de los psicópatas que salieron de allí.

— Tal vez no sea muy bueno para tu defensa estar compadeciendo a magos tenebrosos— sugirió, observando las reacciones de los aurores a su alrededor.

— Si tengo que permanecer una semana más en ese lugar...— suspiró, sintiéndose abrumada por hasta tener que censurar de lo que hablaba.—  Tan solo una más y te juro...

 Pero decidió que lo mejor era dejar la oración al aire, convencida de que no haría nada más que pudiera perjudicarla.

— Solo piensa que apenas salgas te llevaré a Sortilegios Weasley, y mientras más tiempo te quedes encerrada más bonita podré poner la tienda.

Una más Weasley y te juro... (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora