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Malfoy Manor. 1998.

 A veces Lumini se preguntaba qué sería del mundo sin su presencia, y solo muy pocas veces se trataban de pensamientos depresivos, pues la mayor parte del tiempo tenían que ver con cómo lograría girar sin ella.

 Reduciéndolo un poco, quería saber cómo el señor tenebroso mantendría viva su pintoresca organización si ella no tuviera la obligación de responder sumisamente a todo lo que le pedía, y además dar el paso extra de comprobar la seguridad de todos los tontos nuevos mortífagos.

 Oh esos tontos nuevos mortífagos... creyéndose tan dignos de formar parte de un ejercito pero tan poco dignos de recibir ayuda. Casi le daban a Lumini ganas de tirarlos al abismo ella misma antes de esperar a que se cayeran solos, aunque claro que también estaban aquellos que eran tan buenos asintiendo pasivamente que hasta lo hacían hacia ella.

 Consideraba realmente una lastima que Draco no fuera uno de esos, pues era la primera vez que lo veía en semanas y ciertamente no era nada grato a la vista el deterioro que aparentaba. Intentaría tener una charla con él después de terminar con lo que Bellatrix la había llamado a presenciar, aún si eso significaba inmovilizarlo para que finalmente la oyera.

 En cierta parte debía admitir que no esperaba que el chico estuviera presente en su reunión con Bellatrix, o que Narcissa los acompañara también, o que un grupo de carroñeros entrara por la puerta principal como si el lugar les perteneciera, y aún más rara era la manera en la que Lucius se habría paso tras ellos.

 Solo tomó que los carroñeros terminaran todo su circo para que por fin dejaran a la vista de Bellatrix el motivo de la reunión, dejando que Lumini pudiera verlo por encima de su hombro.

 La ansiosa manera en la que se apresuró a capturar el rostro de aquella persona que habían forzado a arrodillarse le pareció poco propia de la mujer, pero cuando se enfocó en remover los cabellos de su frente todo cobró más sentido. Y si eso no le bastaba, cuando dos otros niños fueron empujados hacia adelante las ideas se conectaron en su cabeza.

— Míralo bien, Draco— ordenó Bellatrix, sonriendo de una manera en que la haría ver bonita si no lo combinara con ojos locos.

— ¡¿Entonces?!— el alarido de Lucius llamó la atención en la silenciosa escena.— ¿Es este Harry Potter?

 Lumini solo pudo mirar con horror cómo a nadie le importaba que Draco estuviera diez veces más pálido que segundos antes, o la manera en la que temblaba mientras se acercaba al centro de la escena.

— ¿Bueno, Lumini?— con Bellatrix llamándole al menos tuvo una excusa para pararse al lado del rubio, sintiendo que este apoyaba su peso en ella ante el mínimo contacto.— ¿Draco?

— No estoy seguro...— titubeó el chico, comprobando la reacción de todos en la habitación antes de volver a mirar fijamente al intento de persona en el suelo.— ¿Qué le pasó en la cara?

— Es una buena pregunta— Draco aprovechó para darle una corta mirada mientras Bellatrix estaba ocupada repitiendo esa pregunta a los carroñeros.— Puede ser tal vez... ¡una maldición punzante!— acercándose innecesariamente a la única chica apresada, la mujer ni siquiera esperó una reacción antes de estar convencida de eso.— No hace falta que tú escondas tu rostro, ya está en todos los periódicos: "la sangre sucia que se sabe viaja con Harry Potter".

— Pero dudo que ella le sirva de mucho al señor tenebroso— se atrevió a decir Lumini, haciendo que la mujer rápidamente encontrara otro sujeto para molestar.

— ¿Y qué hay de él? ¿Te parece conocido?— siendo eufórica al jalar su cabello para lograr su punto, Lumini se vio obligada a enfrentar aquello a lo que la habían llamado.

Una más Weasley y te juro... (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora