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Andén 9 3/4, King Cross. 1989.

— Hazte amigos, conocerás a los hijos de los socios de papá.

— Mantén el apellido teniendo buena compañía.

— El apellido no es todo lo que importa pero, si encuentras a alguien con uno que te llame la atención, envía una carta y te diremos si es una buena idea que te acerques.

— Estudia y gana puntos para Slytherin.

Las órdenes de sus padres solo era recibidas con pequeños asentimientos de cabeza.

— Y no tienes que...

— No hablar con gente con la que no se supone que hable, cumplir con la escuela, dejar a la familia en una buena posición social, ya lo sé.

  Lumini no quiso sonar de la manera que lo hizo, no quiso ser insolente con sus padres, pero toda la charla comenzaba a cansarla.

— Disculpen mi tono, es solo que estoy emocionada por entrar al tren— se excusó la niña, intentando que las miradas de sus padres dejasen de reprenderle.

— Está bien— el permiso de su padre hizo que su madre se detuviese también.— Sube al tren, te esperamos en las vacaciones de invierno.

No hubo una gran despedida, un abrazo y un beso de cada uno y Lumini ya estaba vagando por el largo pasillo del tren.

No es que no estuviera emocionada por ir a Hogwarts, como le había dicho a sus padres, sino que el nerviosismo vencía cualquier emoción.

Sería la primera vez que Lumini tomaría clases en un verdadero salón de clases, y no en su sala de estar, con su madre como maestra, como solía hacerlo.
Lumini nunca había estado con gente de su edad, al menos gente que no fueran los hijos de los amigos de trabajo de su padre. Ella no sabía cómo entablar una amistad, no sabía cómo conversar con alguien de manera casual.
Mientras buscaba un compartimiento en el que sentarse, se preguntaba a sí misma cómo podía hacerles saber a los demás niños que estaba lista para que le hablasen.

Encontrando un buen lugar, completamente vacío, se acomodó y pensó en todas las cosas que podría decir en una charla normal y espontanea con otro niño, estaba muy sumida en eso, tanto que cuando la puerta del compartimiento se abrió, dió un salto en su asiento.

— ¿Puedo sentarme aquí? Todo el tren está lleno.

Lumini no sabía que hacer, las conversaciones que había planeado en su mente no tenían que ver con eso, así que solo se limitó a asentir rápidamente, antes de que el niño pensara que era demasiado rara como para querer sentarse con ella.

— Lamento haberte asustado, parecías muy metida en tus pensamientos— comentó él, y Lumini solo pensó en negar con la cabeza, intentando sacarle el pensamiento de que había hecho algo mal.

El silencio reinó el compartimiento durante el tiempo en el que el chico acomodaba sus cosas y se sentaba frente a ella. Pero ahora sí estaba lista.

Tomó toda la confianza y valentía que encontró dentro de sí misma, dispuesta a hablarle, a presentarse, a hacer preguntas y a conocer a su posible nuevo candidato a amigo. Abrió la boca y tomo aire, completamente preparada, pero justo cuando estaba por soltar su primera sílaba la puerta se abrió.

— Mira, Gred, es nuestra amiga.

Lumini los reconoció al instante. Esas personas con las que su madre le había prohibido hablar, estaban haciéndose paso por la puerta para sentarse en su mismo compartimiento.

Una más Weasley y te juro... (Fred Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora