Tarareabas por lo bajo, caminando por el callejón hacia tu apartamento. Tenías comida para llevar en una bolsa, junto con barras de chocolate para el simbionte que vivía en tu vecino. Dejaste escapar un suave suspiro cuando escuchaste el estruendo proveniente del callejón. Probablemente un vagabundo, rebuscando en la basura. No era raro. Era una tarde de lluvia y solo querías entrar.
Tus ojos se abrieron de par en par cuando viste a Venom destrozando la bicicleta de Eddie. Corriste hacia él, con cuidado de mantener la distancia, con los ojos muy abiertos por la preocupación.
-¡¿Venom?! -Se volvió hacia ti, con un trozo de la bicicleta de Eddie en la mano. Se detuvo en seco, poniendo lentamente el metal rojo detrás de su espalda-. ¡¿Qué estás haciendo?!
-Él lo pidió -te dijo Venom, dejando caer bruscamente el metal al suelo. Te burlaste. Eso era probablemente cierto. Rebuscaste en tu bolso y sacaste las barras de chocolate.
-Para ti -Te dedicó una gran sonrisa llena de dientes mientras un zarcillo se extendía de sus dedos para arrebatártelo.
-¡Aléjate de ella! -Eddie gritó desde la ventana. Tus ojos se abrieron como platos mientras subían al segundo piso. Volviste a mirar a Venom.
-Ustedes no son... -Venom tomó las barras de chocolate.
-Volveré por ti -Saltó por el callejón.
-Eddie... qué demonios...
Corriste escaleras arriba, abriendo suavemente la puerta sin llave del apartamento de Eddie. Fue horrible. Apenas quedó nada en él. Debes haber pisado los restos de su apartamento abajo en el callejón. Eddie estaba tirado en el suelo, boca abajo. Te aclaraste la garganta, dejando suavemente la comida al lado de la puerta. Te pusiste un mechón de cabello detrás de la oreja y caminaste hacia él, arrodillándote a su lado.
-¿Ed? ¿Por qué Venom estaba abajo sin ti?
-No quiero hablar de eso -murmuró contra el suelo. Asentiste. Fuiste una de las únicas personas que sabían sobre el otro pasajero de Eddie. Era difícil no enterarse cuando eras su vecina. Escuchaste las peleas de enojo entre los dos y viniste a echar una mano, tal vez entender un poco más acerca de por qué no dormías por la noche. Sin mencionar que habías llegado a adorar a Eddie y Venom. La mayoría de las veces, los tres cenaban, comían algo y veían una película juntos para relajarse por la noche.
Te pusiste de pie y miraste a tu alrededor. No había televisor. Las gallinas caminaban entre los escombros de lo que quedaba del departamento de Eddie. Dejaste escapar un suspiro y te acercaste a la cocina.
Agarraste una bolsa de basura y comenzaste a limpiar. Eddie giró la cabeza hacia un lado y te miró. Pusiste el viejo chino en la bolsa, metiste las cajas de pizza y los envoltorios de dulces también.
-¿Qué estás haciendo? -preguntó.
-Limpieza -dijiste simplemente-. Hay comida para llevar justo ahí -dijiste, señalando la bolsa junto a la puerta. Eddie se sentó-. Probablemente quieras estar solo, ahora que no hay nadie en tu cabeza. Te ayudaré a limpiar y me iré -prometiste. Eddie se puso de pie y se acercó.
-No tienes que limpiar este desastre -El pauso-. Y eres bienvenida a quedarte.
Sonreíste suavemente.
-Tengo la sensación de que voy a necesitar ir a ver a cierto simbionte -dijiste. Eddie puso los ojos en blanco.
-Estamos a través.
-Estoy seguro -Comenzaste a caminar hacia la puerta con la bolsa llena de basura, pero Eddie te bloqueó-. Permiso -Te miró a los ojos, con las cejas fruncidas.