Capítulo 12

31 8 0
                                    

Violet

Dios, ¿Puede este viaje ser más frustrante? La respuesta es no.
No quiero seguir tentando a mi suerte, cada vez que creo superar el reto impuesto por el destino, me llega uno peor a los cinco minutos, así que lo mejor será no quejarme más.
Es increíble que ahora tenga que convivir forzosamente con un hombre de quien sólo sé el nombre y apellido. No quiero parecer una mala persona, después de todo, fue él quien me ayudó con mi ataque de pánico, pero eso no significa que le tenga la confianza suficiente como para dormir en la misma habitación. Damian puede ser de los pocos hombres que no me desagradan en su totalidad, pero yo aún me siento incómoda en su presencia y no logro descifrar cómo es que vamos a arreglar esto. Ya me ofrecí a conseguirle otro hotel y me rechazó, aunque viendo en la situación en la que estamos sería muy descortés de mi parte echarlo a patadas, ya que nos encontramos en un lugar completamente desconocido y quizás el siguiente hotel esté en otra isla. Lo mejor será que deje de buscar opciones que requieran a Damian fuera de aquí porque eso sería lo último que él haría.

Cansada de darle vueltas al asunto, me fui derrotada hacia mi habitación, donde espero no encontrarme a Damian por ahora, necesitaba un momento para estar sola y disfrutar del poco tiempo que me queda de tranquilidad y reflexión conmigo misma. Por un segundo llegué a pensar que esta sería una buena oportunidad para abrir mi mente, olvidar mi pasado y resolver todos mis asuntos pendientes para intentar dejar en blanco mi vida, pero ya veo que eso será imposible.
No tengo ni la más remota idea de lo que está a punto de suceder o que será de estos siguientes días en compañía del señor Shaw, estoy totalmente confundida y un poco asustada. Sé desde ahora que será muy difícil compartir la misma habitación con Damian y tendré que usar todo mi autocontrol para no perder la cabeza y salir huyendo. Él no tiene la culpa de lo que pasó y mucho menos tengo intenciones de explicarle el porqué no puedo estar cerca de ningún hombre, aunque a partir de esta noche, las vacaciones se convertirán en un maldito infierno para mí.

No iba a salir por ningún motivo y por suerte aún no tenía hambre. Damian no apareció en lo que restó de la tarde, lo cual agradecí infinitamente, por lo que decidí pasar el rato en la piscina, después en el jacuzzi y por último, volví a tomar un baño en la tina antes de ponerme la pijama, meterme entre las cobijas de la cama y comenzar a escribir un nuevo artículo en mi teléfono sobre los encuentros inesperados provocados por accidentes.
Independientemente de mi falta de empleo y que ya no trabajo esa fraudulenta revista, mi pasión por el periodismo siguió con mis sueños, aún me gustaba generar ideas para artículos y después plasmar el desarrollo en su totalidad, aunque nadie vaya a leer mis cosas. Siendo sincera, aún sigo muy enojada por lo qué pasó en la oficina. Me siento usada, burlada y menospreciada. El señor Patrick no tenía ningún derecho a robarse las ideas de nadie, mucho menos en presentarlas como suyas simplemente porque es el jefe.

«Maldito desgraciando, ojalá haya terminado con tu carrera después de haberte expuesto delante de toda la junta directiva.»

Espero que mis antiguos compañeros tengan a un jefe o jefa que los valore y sepa compartir los éxitos ajenos, puede que a la gran mayoría no los conociera, pero todos merecen una oportunidad para crecer profesionalmente.
De pronto, mi teléfono comenzó a sonar repetidamente, anunciando una llamada de Raj. No respondí al instante, me quedé mirando a la pantalla creyendo que era una alucinación. Era extraño que fuera él quien me llamara, nunca lo había hecho, ni siquiera cuando trabajábamos juntos. Si ahora llama es porque de verdad es algo urgente e importante.

-       ¿Hola?- dije, contestando la llamada.

-       Violet, por fin contestas, he tratado de localizarte todo el día- farfulló.

-       Okay, cálmate, ¿Qué ha pasado?

-       ¿Dónde estás?

-       Bueno, es algo complicado.

Juegos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora