Capítulo 32

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La brisa fresca y el suave roce de unos cálidos labios sobre mi sien fueron lo que me hicieron recobrar la consciencia.

No estaba lista para levantarme, había dormido como nunca y esperaba poder seguir así unos minutos más. Creo que eso se debe a la compañía de Damian, ya que la última vez que dormimos juntos pude descansar placenteramente sin la tortura de mis pesadillas. De hecho, debo ser honesta conmigo misma y reconocer que las únicas noches en las que he podido consolidar el sueño sin preocupaciones han sido con Damian.
En los últimos años, he sufrido de insomnio por el miedo constante a mis pesadillas. Odiaba vivir con el recuerdo de mi violación y aún más la sensación tan real que obtenía cuando cerraba los ojos y soñaba con ello. Casi siempre despertaba gritando y bañada en sudor, Emily corría a mi habitación y me abrazaba para intentar calmarme, pero sabía que al intentar volver a dormir ocurriría de nuevo.

Inesperadamente, en Damian he encontrado la tranquilidad que siempre había buscado, pero que nunca creí que podría tener.

-        Buenos días, lindura- sentí pasar sus dedos sobre mi rostro, quitándome de encima un mechón rebelde.

-        Buenos días- digo con voz adormilada.

Abrí ligeramente los ojos y me di cuenta de que ya no estábamos en la posición de anoche, ahora me encontraba recostada sobre el pecho de Damian y él me tenía abrazada de la cintura.

-        ¿Sabías que estás muy guapa cuando duermes?

-        Mmm... No es verdad- oculto mi rostro en su pecho.

-        Te lo juro, nunca había visto a una chica tan hermosa con el cabello despeinado y una ligera mancha de baba seca en la comisura de sus labios.

-        ¡¿QUÉ?!

Me reincorporo rápidamente, quedando sentada a un lado de él y cubro mi boca con la mano derecha. En ese momento Damian comenzó a reírse de mí.

-        Estoy bromeando, linda- dijo entre risas.

-        ¡No es gracioso!- le doy un pequeño golpe en el brazo.

-        Lo siento, pero debiste de ver tu cara de espanto- dijo sin perder la diversión. -No sabía que te era tan importante impresionarme.

Agrando los ojos y me cruzo de brazos.

-        Por favor, no sé de qué hablas, no te sientas tan importante.

Sin previo aviso, Damian se impulsó hacia mi cuerpo, tumbándome de nuevo en la cama, pero esta vez se colocó sobre mí.

-        ¿Qué haces?- trato de ocultar mi nerviosismo.

-        Eres hermosa Violet, de todas las maneras posibles- dijo en voz baja. -No tienes de que preocuparte o querer cambiar en absoluto. Me gustas tal y como eres, incluso con el cabello despeinado.

-        Eres un tonto- suelto una risita boba.

-       ¿En serio?- dijo antes de comenzar a hacerme cosquillas en el estómago.

-        ¡No! ¡No, por favor, basta!- suplico sin parar de reír.

Damian tuvo compasión de mí y dejó de torturarme con sus dedos, aunque creo que eso hubiera sido mejor en comparación de como estábamos ahora. Él seguía encima de mí, pero esta vez sus tiernos ojos marrón me miraban directo a los ojos, con una pequeña sonrisa en sus tentadores labios mientras su mano izquierda pasaba por la curva de mi cintura, dejando mi piel erizada.
Tener a Damian tan cerca siempre me ha causado un escalofrío por todo el cuerpo, pero esta vez está consiguiendo que una parte de mí, que ni siquiera sabía que podía tener alguna reacción, comience a vibrar.

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